El método científico que te ayuda a desarrollar una supermemoria

Practicar esta técnica aumenta la plasticidad del cerebro e impulsa que las neuronas presentes en otros rincones de nuestros cerebro se movilicen en pos de la memorización.

Que pases cinco minutos diarios buscando tu móvil por toda la casa porque no tienes ni idea acerca de dónde lo has dejado tiene dos traducciones. La primera es que, como casi todos, estás enganchado y vas a todos lados con el dichoso teléfono. La segunda es que tu memoria cada vez está peor. Lo está porque pasan los años y el cerebro pierde naturalmente capacidades, pero también precisamente porque ahora dependes del teléfono para todo. ¿Te acuerdas de aquello de memorizar números de teléfono? Qué tiempos. Está claro que no volverán, así que mejor hacerle caso a la ciencia y su técnica de rejuvenecimiento de la memoria.

Una técnica basada en una hipótesis científica sobre nuestro cerebro: su nombre es CRUNCH, creada por la investigadora Patricia Reuter-Lorenz, y corresponde a las siglas en inglés de "Hipótesis de utilización de los circuitos neurales relacionada con la comprensión". Como indica la profesora de ciencias cerebrales de la Universidad de Massachusetts, Amherst Susan Krauss, en una publicación para Psychology Today, estas compensaciones, fruto de la plasticidad de nuestro cerebro, ocurren de manera natural, pero pueden ser potenciadas por técnicas como la investigada por Alexandru Iordan y otros neurocientíficos de Michigan.

En concreto, estos investigadores sometieron a diferentes grupos de participantes a pruebas de precisión de la memoria. Unas pruebas que consistían en contemplar durante cuatro segundos un conjunto de letras para, posteriormente, contemplar una letra y decidir si había estado presente o no en aquel conjunto previo. Poco a poco, y conforme aumentaba la precisión en el acierto, los investigadores iban exponiendo conjuntos más voluminosos de letras. Así descubrieron que, tal y como esperaban, "el entrenamiento permitiría adaptar el reclutamiento de regiones cerebrales a la naturaleza de la tarea" de memorización, explica Krauss.

O dicho de otra manera: que practicar esta técnica aumentaba la plasticidad del cerebro e impulsaba que las neuronas presentes en otros rincones de nuestros cerebro se movilizaran en pos de la memorización. Estos descubrimientos sugieren que podemos compensar pérdidas de capacidades con una mayor generosidad de las distintas regiones. Es como si perdiéramos "soldados cerebrales" pero los que quedan se movieran a todos lados para que no se eche en falta a nadie. Y, según Krauss, podemos conseguirlo practicando técnicas derivadas de las pruebas realizadas por Iordan y el resto de su equipo de la Universidad de Michigan.

"Al traducir la tarea experimental a la vida diaria, el entrenamiento puede ser tan simple como obligarse a recordar secuencias cada vez más largas de letras y números aleatorios, retroceder al cometer errores y avanzar cuando se es capaz de hacerlo con precisión", explica en detalla la especialista. Pero no números y letras. También podemos hacerlo con naipes, con emojis e incluso con tazos de Pokémon. Lo importante es que nuestro cerebro entrene su capacidad de compensión. Además, explica Krauss, estos ejercicios también son buenos para aumentar "la confianza en uno mismo" a la hora de memorizar. Su impacto es brutal.