Así es cómo se deteriora tu cerebro cada vez que mientes

Inventar trolas requiere un gran esfuerzo por parte de tu memoria de trabajo y tu corteza prefrontal

"Todo el mundo miente". Es una frase que habrás escuchado cientos de veces a lo largo de tu vida y sin embargo y según la investigación del psicólogo Timothy Levine, de la Universidad de Alabama en Birmingham, casi tres cuartas partes de las personas rara vez mienten y, cuando lo hacen, son mayoritariamente mentiras piadosas. Pero eso no significa que no haya personas investigación a tu alrededor. Están por todos lados: personas que mienten para hacerte sentir bien, personas que mienten para manipularte o personas que mienten para hacerte sentir mal. En todos los casos hay algo en común: están perjudicando poco a poco su propia capacidad mental.

Como explican desde El Confidencial, "estas personas están haciendo que su cerebro trabaje más de lo necesario. Al fin y al cabo, la verdad no deja de ser un mecanismo mental directo, por la obviedad, mientras que mentir es una decisión consciente que requiere el esfuerzo de construir otro relato. En cualquier situación, cualquier tipo de mentira es trabajo extra" para tu cerebro. Y no se trata solo del esfuerzo para inventarse una movida verosímil. También está el esfuerzo, a menudo mucho más exigente, de mantener la mentira en el tiempo y no caer en incongruencias. Es el caso de una infidelidad sexual. Esconderla puede ser muy pero que muy agotador.

Mentir te está agotando mentalmente

Más concretamente, las funciones cerebrales que se activan con las mentiras son la memoria de trabajo y la corteza prefrontal. La primera, apuntan desde ese mismo medio, "es la capacidad humana para mantener algo en mente solo por un momento". Como las instrucciones necesarias para jugar a un juego de mesa, las palabras que vas a decir inmediatamente después de que la persona con la que conversas deje de hablar o los acontecimientos de una mentira. Es como si fuera el portapapeles de tu ordenador. Cortas y pegas. La segunda es la región de tu cerebro que se encarga de la planificación, de la resolución de los problemas y del autocontrol.

"En el momento en que pones en marcha tu autocontrol para evitar soltar la verdad, o mejor dicho, para encubrir la mentira, la memoria de trabajo y la corteza prefrontal se activan a toda velocidad. Cuando no hay vuelta atrás es como si esta fuera cuesta abajo y sin freno, toda esa adrenalina concentrada en tu cerebro te indica que no debe ser bueno". Una te recuerda lo que tienes que decir a cada instante. La otra analiza la información disponible para proyectar situaciones futuras, adelantarse a ellas y darte salidas argumentales para que no quedes atrapadx en tu propia mentira. ¿De verdad merece la pena quemar tantísimo tu cerebro para evitar tener que dar la cara?