Asúmelo: la selectividad era muy fácil, ahora que ya ha pasado el tiempo, pero qué mal lo pasaste entonces. Qué distintos se ven ahora esos problemas que en su momento nos parecían enormes. Cómo dolía aquella relación cuando se rompió, y el tiempo nos demostró que fue un gran acierto dejarlo. La vida tiene lecciones pendientes que enseñarnos, y solo nos las va mostrando conforme pasa el tiempo y vamos arriesgando.
El problema es que siempre nos creemos que hemos llegado al 'summum' de todo: el amor que sentimos no lo habíamos vivido jamás y tenemos la sensación de que no podrá superarse; nos aferramos a nuestras ideas políticas como si nunca las fuéramos a cambiar o evolucionar. ¿Cuántas veces antes ya habíamos pensado eso y después lo vimos con otra perspectiva? A veces nos empeñamos demasiado en forzar las cosas, y con el tiempo nos damos cuenta de que aquello que parecía un fracaso fue positivo para nosotros.

Es fantástico que persigamos nuestros sueños, que no desistamos a la primera de cambio y que seamos persistentes, pero a veces nos cuesta ver la línea fronteriza que separa la constancia de la cabezonería. No es lo mismo perseguir objetivos que volvernos demasiado obsesivos: nadie ni nada que creamos imprescindible lo es, y si nos estamos aferrando demasiado a algo, deberíamos aprender a valorarlo sin obsesión, porque si no aprendemos a soltarlo, será la vida la que nos acabe enseñando esa lección a la fuerza.
Además, lo curioso es que en la vida, muchas veces las mejores cosas que nos suceden son las que nosotros no habíamos planeado. Parece algo negativo, pero bien pensado tiene su lógica: a nadie nos gustan los spoilers, y a veces nos empeñamos en que la vida nos haga spoilers de lo que nos va a suceder, ¡pero perdería toda la gracia!
Seguramente el hecho de haber tenido objetivos nos ayudó a que sucedieran muchas cosas, pero en realidad muchos de los grandes acontecimientos de nuestra vida no los provocamos nosotros. Por ejemplo, esa persona que conocimos la noche en que un amigo nos insistió en salir y estuvimos a poco de quedarnos en casa.
Más de una oportunidad laboral nos llega en el momento y lugar más inesperados, pero eso no quita que no haya que seguir buscando ofertas en Infojobs. Gracias a nuestras metas, nos mantenemos motivados, activos y en marcha. Además, hay veces en que se cumplen nuestros objetivos tal y como los habíamos pensado, pero siempre hay matices o aspectos que no encajan del todo con nuestra idea original, y eso es parte del encanto.

A menudo sentiremos que todo el esfuerzo no sirve de nada, porque nuestras relaciones terminan por hacernos daño y en el trabajo nos pasa algo parecido a lo que nos ocurre en el amor. Pero solo se puede entender el dolor cuando pasa el tiempo y le damos sentido. Depende de nosotros la lectura que queramos hacer de nuestros problemas, y si queremos empezar a llamarlos oportunidades.
Consejo milenial: Que nuestros sueños no nos impidan ver las sorpresas que nos tiene preparada la vida.
Crédito de la imagen: Maud Chalard