Hoy Es El Mañana Del Que Ayer Nos Preocupábamos

Qué sensación más extraña cuando vuelves a un sitio de la infancia y todo te parece mucho más pequeño, como encogido. Porque de niños veíamos el mundo enorme, inmenso. Es como vemos los problemas antes de que nos pasen, como niños que miran el mundo,

Qué sensación más extraña cuando vuelves a un sitio de la infancia y todo te parece mucho más pequeño, como encogido. Porque de niños veíamos el mundo enorme, inmenso. Es como vemos los problemas antes de que nos pasen, como niños que miran el mundo, hasta que crecen y se dan cuenta de que al final no fue para tanto.

Ayer dejamos aquella relación que parecía perfecta y sentimos que era el fin del mundo, hasta que con el tiempo nos dimos cuenta de que éramos mucho más felices. Hoy puede que sintamos que el futuro es oscuro e incierto en nuestra vida amorosa o en el trabajo, pero a menudo la realidad no es tan terrible como la imaginamos en la cabeza.

A veces subestimamos el poder de nuestra mente. Somos capaces de imaginar los sueños más increíbles pero también las mayores desgracias, y de esa capacidad imaginativa se alimentan nuestros miedos. Lo que muchas veces olvidamos es que el miedo no se basa en algo real, sino en algo que no ha sucedido y puede que nunca suceda.

"La mayoría de cosas por las que nos preocupamos nunca llegarán a suceder"

"Quizá no seamos héroes, pero aún seguimos vivos", dice Ismael Serrano. Al final la vida siempre sigue, y no suceden la mayoría de películas mentales dignas de Hollywood que nos hemos montado. Además, si alguno de nuestros miedos acaba por cumplirse, seguramente tendremos la fuerza necesaria para enfrentarnos, y de poco nos habrá servido sufrirlo antes de hora, en vez de disfrutar hasta que llegase.

Preocuparse es como intentar llegar a algún lado en una bicicleta estática. Nos esforzamos, nos cansamos... pero en realidad no nos estamos moviendo. Por eso es absurdo pensar en lo que pasará, más allá de una mínima prudencia sana.

Además, preocuparse es más peligroso de lo que nos damos cuenta. Los científicos han llegado a demostrar que el cerebro experimenta de la misma manera lo que vivimos y lo que visualizamos en la mente. Por eso, igual que es muy beneficioso visualizar algo bueno, cuando dedicamos mucho tiempo a pensar en miedos o ideas negativas nos sentimos mal como si sucediera y nos hacemos daño emocional y mental gratuitamente.

Cada momento tiene sus dificultades, y si nos distraemos pensando en futuros posibles, nos estaremos perdiendo la posibilidad de hacer lo mejor en el presente, que es, por el momento, lo único que realmente existe y donde podemos hacer algo.

Crédito de la imagen: Erin Bobbitt