Ya lo proclamamos a los cuatro vientos: llorar es una de las formas más potentes de autocuidado. La cuestión es que según este llorar es una de las formas más potentes de autocuidado, llevado a cabo por un equipo de investigación liderado por la ingeniera biomédica Fei Liu, de la Universidad Médica de Wenzhou, no se trata únicamente de un autocuidado emocional. Al menos no ahora que han descubierto una nueva técnica que permite detectar enfermedades a partir de tus lágrimas. Sí, como lo oyes: en el futuro podrías tener que llorar en una probeta esterilizada para mantenerte sanx.
Aunque el procedimiento tiene su complejidad. Para poder analizar una muestra los médicos necesitan sacos de pequeños volúmenes de lágrimas. El problema, como explican desde El Confidencial, medio que se hace eco de la investigación, es que "recolectar suficientes de estos sacos, llamados exosomas, es complicado porque, a diferencia del líquido de otras partes del cuerpo, lo que desciende de nuestros lagrimales es un hilo muy fino". Quizás por eso nadie lo había intentado nunca. Hasta que el equipo de Liu diseñó una solución.
Una consistente en dos pasos. En primer lugar, la captación optimizada de pequeños volúmenes de lágrimas. En segundo lugar, su agregación "a una solución y más tarde todo ello a un dispositivo con dos membranas nanoporosas, haciendo vibrar estas membranas para que succionaran la solución" y devolvieran pequeñas moléculas de lágrimas perfectamente analizables. Ya, demasiado técnico. En cualquier caso, lo que ti te importa es que habrá un nuevo mecanismo para que los centros sanitarios descubran tus afecciones con mayor prontitud.
Entre ellas, y como es obvio, las enfermedades relacionadas directamente con los ojos. En palabras de lxs propixs investigadorxs, "estos órganos arrojan sus propias huellas dactilares moleculares en las lágrimas de las personas". Y quizás no sea algo que te robe el sueño a día de hoy, pero enfermedades como las cataratas, la degeneración macular asociada a la edad, los ojos secos o el glaucoma son, desgraciadamente, bastante habituales en la vejez. Y, lo creas o no, algún día estarás ahí. Es inevitable. Por más que hoy te sientas indestructible.
Pero no solo eso. La técnica desarrollada por este equipo chino también podría ser de enorme utilidad para monitorizar el progreso de la diabetes en los pacientes, una enfermedad que afecta aproximadamente a uno de cada siete adultxs en España. Y es el principio. Poco a poco, lxs médicxs podrían encontrar nuevas pruebas de afecciones en las lágrimas humanas. Incluso, como apunta el bioingeniero Luke Lee, de la Facultad de Medicina de Harvard, de afecciones psicológicas como el estrés emocional o incluso la depresión. Bienvenido sea.