Te habrá pasado cientos de veces: estás con alguien a quien quieres, actúa de determinada manera que detestas y por unos segundos sientes un odio muy profundo que te hace sentir culpable. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puedo pasar del amor a un sentimiento tan oscuro? ¿Existe algo malo en mí? ¿No sé amar debidamente? Son preguntas normales que surgen en tu cabeza a partir de un fenómeno normal. Porque sí, todo ese rollo de que el amor mute en odio y el odio mute en amor repentinamente tiene una explicación científica. En concreto, y como explican desde NIUS, se debe al hecho de que ambos sentimientos comparten las mismas vías cerebrales.
Lo sabemos porque el neurólogo Semir Zeki, de la University College de Londres, y su equipo, sometieron a 17 personas a la observación de fotografías de personas que odiaban mientras les monitorizaban con resonancias magnéticas. La sorpresa estaba ahí esperándolos: el odio se conformaba en las mismas estructuras cerebrales que años antes habían sido identificadas como las estructuras donde surge el sentimiento de amor. No había ninguna duda: en tu cerebro ambas emociones están tan cerquita que no resulta difícil saltar de una a otra. La gran duda es por qué la evolución habría desarrollado este espacio compartido para dos sentimientos tan dispares.
Y la doctora Laura Rees, de la Universidad de Michigan, llevó a cabo un estudio titulado La mente ambivalente puede ser una mente sabia para resolverla. ¿Su conclusión? “Esta ambivalencia afectiva, a pesar de ser molesta, puede estar apareciendo para ayudarnos a enfrentarnos a la gran pregunta de ¿qué es lo que quiero?”. O dicho de otra manera: esa ambivalencia, esa capacidad de sentir amor y odio por una persona en apenas unos segundos, te ayudaría a tomar conciencia de ese doble sentimiento que tienes dentro, a analizar los pros y contras de esa relación, a intentar resolver esa dicotomía y a tomar decisiones. ¿Es esa persona alguien a quien debo amar o no?
Piensa por ejemplo en tu pareja. Si a menudo pasas del amor al odio, la velocidad con la que lo hace puede hacerte darte cuenta de ello muy claramente, detectar que efectivamente hay algo mal en la relación que no te deja amar sin más y motivarte a encontrar respuestas. Puede que identifiques claramente qué va mal y fomentes la reparación. O que decidas huir de ahí. Depende de las circunstancias. En general, es una alternancia sentimental muy habitual con miembrxs de la familia, a quienes amas pero con quien a menudo tienes rencillas o cosas del pasado sin resolver. No censures tu amor-odio. No lo sientas como un enemigo. Es un aliado para tu bienestar.