Cualquier persona puede quedarse atascada ante una decisión muy importante. La cosa se pone difícil siempre que hay mucho en juego. Sin embargo, para algunas personas la toma de decisiones es siempre una odisea, incluso cuando afecta a temas tan insignificantes y tan triviales como qué próxima novela comprar, qué pantalones llevar a una excursión senderista a la montaña o qué mensaje escribir a una cita tras una quedada. Como explica el escritor científico David Robson en la BBC, esta indecisión constante suele relacionarse con problemas como la ansiedad y el perfeccionismo, condiciones nada agradables. Pero también podría ser un síntoma de sabiduría.
Al menos esa es la conclusión de una investigación reciente llevada a cabo por un equipo de científicxs alemanxs. Al parecer, las personas que muestran conflictos a la hora de tomar decisiones debido a pensamientos contradictorios, a una ambivalencia en sus perspectivas, están más protegidas que el resto de algunos sesgos cognitivos como el sesgo de confirmación o el sesgo de correspondencia. En palabras de Robson, "cuando la persona indecisa finalmente llega a un juicio, este es generalmente más sabio que aquel al que llegaron aquellas personas que alcanzan una conclusión demasiado rápido". Han sufrido más por el camino, sí, pero ese esfuerzo se traduce en mejores decisiones.
Ves las cosas con todos sus contrapuntos
El caso del sesgo de confirmación se explica muy fácilmente. Imagina que dos personas, una muy indecisa y otra muy decidida, conocen a una tercera persona y desean descubrir su personalidad. La segunda llegará rápidamente a una conclusión sobre cómo es y le hará preguntas encaminadas a confirmar su hipótesis. No dudará demasiado de sus impresiones. La primera, por el contrario, no mostrará la suficiente confianza en sus prejuicios como para abordar el objetivo desde ellos. Lo que hará será preguntar mucho más libremente, y probablemente en mayor cantidad y variedad, lo que evidentemente le acercará a la verdad del asunto. Rara vez calamos a la gente a la primera.
En cuanto al sesgo de correspondencia, dice Robson, "es una tendencia a ignorar el contexto del comportamiento de alguien y, en cambio, atribuir los fracasos y los éxitos directamente a la persona misma". En ese sentido, una persona decidida suele llegar pronto a una conclusión, lo que generalmente implica no haber tenido tiempo suficiente para escuchar, investigar o comprender las circunstancias que rodean la situación. Dirá "es mala persona" o "es que no es muy inteligente" a las primeras de cambio. La persona indecisa no. Porque esta "es más propensa a reconocer esos otros factores". Tiene más capacidad para ver la complejidad de las cosas. Y eso es maravilloso. No obstante, y por tu propia salud mental, debes encontrar el equilibrio para no hundirte en la indecisión. En el punto medio está la magia.