Cuando vas a una entrevista de trabajo y te preguntan lo típico de 'cuáles son tus defectos', te enorgulleces diciendo que eres demasiado perfeccionista intentando quedar medio bien. Pero si tu entrevistador es un poco avispado, se dará cuenta de que la clave de tu respuesta es ese 'demasiado' y tú también sabrás lo imposible que te hace la vida ese nivel extremo de autoexigencia.
Por supuesto que la exigencia en sí no es mala compañera de viaje, lo importante es la proporción. Es como la sal en la comida: en su punto te puede dar muy buen sabor, pero en exceso se hace incomible y perjudica a la salud. Además, para que pueda dar frutos positivos la autoexigencia debe estar muy acompañada de la aceptación, la comprensión y el cariño hacia uno mismo, porque el exceso dispara la ansiedad y el estrés, con todas las implicaciones que tiene eso para nuestro cuerpo y mente. Aparece el miedo a fallar, a no hacerlo bien y eso hace que se produzca un bloqueo y nos quedemos paralizados.
Es como montarse una montaña que vemos imposible de escalar. Si unos padres han sido muy exigentes con sus hijos porque pensaban que eso iba a ser lo mejor para ellos, puede que hayan conseguido que esos hijos no se sientan capaces, se sientan perdidos y al final, no hagan nada porque pensaban que tenían delante suyo el Everest.
Quien haya desarrollado una personalidad excesivamente autoexigente sabrá todas las maneras en las que le está jodiendo la vida. Dependiendo del grado y las circunstancias, el miedo a no hacer las cosas lo suficientemente bien te puede llevar simplemente a no hacer nada o incluso a comportamientos obsesivos con el deporte o la comida de cara a tener un cuerpo ideal que nunca llega. Porque las personas que sufren trastornos alimenticios, especialmente la anorexia, tienen un importante componente de perfeccionismo mal gestionado y de necesidad de control.
Pero, sin ir tan lejos e intentando quedarnos en un término medio, es importante decir que en estas personas el miedo a fallar será una constante en su vida. Lo que diferencia a las personas más seguras de si mismas, es que saben que van a tener miedo, pero no lo ven como su enemigo sino que aceptan que es parte del proceso cuando empiezan algo nuevo o tienen un reto por delante.
También hay que ser conscientes de que no se puede dar siempre lo mejor de uno mismo, tendremos épocas de mayor cansancio, apatía, desgana en las que no podremos dar el 100% sino algo menos o en ocasiones, mucho menos, y no pasa nada. Por eso necesitamos también tener a nuestro lado a la comprensión y aceptación sin caer en el conformismo.
Por eso es importante buscar el nivel de exigencia con el que nos sintamos cómodos y que veamos que nos va permitiendo conseguir aquello que queremos. Si estamos empezando a crear una montaña muy alta, hay que rebajar para no bloquearse y si te falta empuje para avanzar, aumenta un poco, para que te permita seguir caminando. Pero deja de castigarte con la inexistente idea de perfección.