Tu cerebro es una herramienta biológica de procesamiento de la información. Una extraordinaria, de hecho. Y si alguien se acerca con una intención claramente manipuladora, una intención oscura de alterar la forma en que procesa esa información, reacciona protegiéndose. No quieres que nadie controle tu vida. Pero es muy diferente cuando alguien te sugestiona sutilmente. Como señala la científica experta en comportamiento Nuala Walsh en Psychology Today, "el poder de la sugestión es una influencia invisible en el comportamiento cotidiano". Un Psychology Today silencioso que altera cómo comprendes el mundo. Centímetro a centímetro.
Cómo detectarlo
Hay muchos ejemplos. Piensa en esa persona que te caía tan bien pero que, después de los comentarios aparentemente inocentes de un amigx o de una pareja, comenzaste a ver de otra manera. O en esa serie que te molaba mucho pero que empezaste a ver como un desastre después de que te la tiraran por tierra. O en esos días que te sentías tan bonitx y alguien te hizo sentir insegurx con ciertas opiniones. Tu autoestima a la mierda. Casi siempre hay motivos para ver las cosas a través de un prisma u otro. Lo que hacen los hackers mentales es obligarte poco a poco a adoptar el prisma que les conviene. ¿Pero cómo defenderte?
Según la propia especialista, mediante varias técnicas propias de la ciencia del comportamiento. La primera de ellas es la desconstrucción del encuadre. "No confíes ciegamente en el mensajero ni en el mensaje. Advierte el tono y las insinuaciones tanto como la elección de las palabras que hace la otra persona. Observa cómo se enmarcan las situaciones". En otras palabras: reflexiona acerca de las posibles intenciones de quien te habla y estudia la manera en la que te dice las cosas. Podrías descubrir que no son mensajes inocentes. Si bien no se trata de convertirse en alguien paranoico, conviene tener la guardia alta.
Separa realidad de ficción
La segunda de estas técnicas es la reflexión crítica. Una estrategia muy efectiva de los manipuladores, y quienes te sugestionan sutilmente lo son, aunque con menos descaro, es la combinación de realidad y ficción en sus discursos. Tú, en tu ingenuidad y buena fe, adviertes esas partes que son ciertas y en consecuencia confías en todo el mensaje. Te lo tragas enterito. Para evitarlo tienes que "hacer una pausa en el momento para separar la realidad de la ficción y atender a los datos importantes para no caer en errores". Que no te impongan sus medias verdades. Tu ya tienes un cerebro para sentir el mundo a tu manera.
La tercera y última tiene que ver con la autoestima. En palabras de Walsh, "las personas con baja autoestima tienden a ser más susceptibles a la sugestión". Puesto que confías menos en tu capacidad de observación y en tu juicio, otorgas credibilidad a las voces ajenas con mayor facilidad que alguien que se siente muy poderosx y capaz para percibir y procesar la información correctamente. Lógicamente, tu mala autoestima no puede ser reparada de un día para otro. Pero aquí tienes un motivo más para empezar a trabajar en ello. Al fin y al cabo está todo en tu cabeza. No hay razones para que no te quieras tal como eres.