El efecto ‘Zeigarnik’: o por qué nuestro cerebro arrastra tantas tareas pendientes

A tu cerebro le cuesta un mundo olvidarse de las tareas inacabadas

En 1927 apareció en la revista especializada Psychological Research un artículo con los resultados de una investigación muy especial llevada a cabo por la doctora en psicología rusa Bluma Zeigarnik: demostraba cómo los camareros de los restaurantes tenían mucha más facilidad para recordar los pedidos no pagados que los pedidos ya pagados. Porque esa situación tan concreta puede extrapolarse a todo lo demás: la mente humana tiene muchas dificultades para deshacerse de las tareas inacabadas. Son como pestañas abiertas en tu navegador que reclaman recursos y hacen que tu cerebro vaya mucho más lento y torpe. Es lo que hoy conocemos como el efecto Zeigarnik.

En palabras del psicólogo Corey Wilks, quien devuelve a la actualidad este fenómeno tan decisivo en tu salud mental a través de un artículo en Psychology Today, “al igual que una lista de tareas pendientes, una vez que terminamos una tarea nuestro cerebro la tacha de la lista para liberar ancho de banda mental, pero las tareas sin terminar siguen ejecutándose en segundo plano afectando al rendimiento”. De ahí que en un mundo tan sobreestimulado, con tantísimas pequeñas y en ocasiones innecesarias tareas demandando tu atención, a veces sientas que todo se te va de las manos. Te abrumas. Y la procrastinación no ayuda: lo empeora porque deja más pestañas abiertas.

La razón por la que te despiertas en medio de la noche

”El efecto Zeigarnik es una de las razones por las que las personas perfeccionistas luchan contra la ansiedad. Se obsesionan con los detalles y tienen expectativas poco realistas, lo que provoca que se vean rodeadas de tareas pendientes. El efecto Zeigarnik mantiene sus cerebros atascados, mal enfocados y estresados porque no pueden dejar pasar las cosas”, añade Wilks. Y lo más curioso, y que probablemente reconozcas de inmediato con tan solo leerlo, es que todas esas pestañas abiertas sin concluir invaden tu consciencia justo en el momento en que frenas y dejas tu mente vacía: el momento de irte a la cama para dormir. El insomnio tiene cara de navegador con muchas pestañas.

Aunque no todo es malo con el efecto Zeigarnik. Como apunta este psicólogo, “es la razón por la que los narradores utilizan los cliffhangers: seguimos leyendo o mirando una serie para descubrir qué sucede a continuación porque nuestro cerebro se ve impulsado a buscar un cierre”. Tu obsesión con una novela o con una miniserie también tiene cara de navegador con muchas pestañas abiertas. Dicho esto, la realidad es que la mayoría de veces es más un quebradero de cabeza que una bendición. ¿Soluciones? Wilks recomienda construir un segundo cerebro en forma de cuaderno o calendario. Tu cerebro suele cerrar pestañas cuando ve que tienes la info apuntada en algún otro lugar.