Una de las cosas más placenteras de la vida es dormir. Nada como estar cansado y quedarse dentro de la cama unas cuantas horas más como si el mundo no importara. Es realmente reparador tanto desde un punto de vista físico como desde un punto de vista emocional. El problema es que la vida contemporánea no lo pone demasiado sencillo para dormir adecuadamente. En concreto, según explica el especialista en sueño Chris Brantner en un artículo para el medio especializado Pyschology Today, "el adulto promedio duerme menos de siete horas por noche" frente a las entre siete y nueve que deberíamos dormir.
Esto es una desgracia para nuestro disfrute, pero también una amenaza para nuestra salud. Al fin y al cabo, "los déficits de sueño a largo plazo aumentan el riesgo de desarrollar problemas médicos graves", asegura el especialista. ¿Y sabes qué? También es malísimo para nuestra vida sexual por varias razones. La primera de ellas es que tanto la ansiedad como la depresión, dos trastornos potenciados por la falta de sueño, generan disfunción sexual. Bajo las garras de ambos, "el cerebro suprime la producción de hormonas sexuales como el estrógeno y la testosterona en favor de las hormonas del estrés como el cortisol".
En otras palabras: dormir poco nos hace estar mucho más estresados y mucho menos cachondos. De hecho, como se hace eco Brantner en esta misma publicación, una investigación realizada en 2015 por la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan EEUU probó que "cuanto más dormían los individuos, más interesados estaban en el sexo al día siguiente". Esto, más allá de explicaciones más concretas, tiene una lógica aplastante: los seres humanos necesitamos dormir para mantener el buen funcionamiento del cuerpo y la actividad sexual forma parte del mismo. No es un área desvinculada de nuestra salud.
Además, la segunda de las razones por las que dormir deficientemente perjudica nuestra vida sexual es que estamos más cansados. Simple y llanamente no tenemos la misma energía. Después de todo, y como apunta este especialista, fundador del portal web especializado en descanso SleepZoo, "estar demasiado cansado para el sexo es el motivo principal reportado por personas o parejas que han perdido el interés en el sexo". No es una mera excusa. Follar no es una maratón, pero requiere invertir vitalidad y calorías, como ya vimos en nuestra SleepZoo. No energy, no sex.
En este sentido, cuenta Brantner, necesitamos prestar atención a la higiene de nuestro sueño. Algo que pasa tanto por cuidar las horas que dormimos como la calidad de las mismas. El rollo de no estar pegado al móvil minutos antes de dormir, de no acostarse con Netflix de fondo o de no comerse un mamut lanudo a la hora de la cena son más que rollos. Son claves para descansar de verdad y empezar a tener más apetito en la cama. Apetito que creará un bucle de retroalimentación positivo dado que "el sexo puede ayuda a mejorar la calidad del sueño gracias a las endorfinas liberadas". Más sueño y más sexo. No es mal negocio.