Dismorfia facial o cómo los filtros nos han hecho irreconocibles

Cada vez aumentan más las peticiones de operaciones estéticas para replicar los filtros de Tiktok

El último filtro que se hizo viral en Tiktok, el Bold Glamour, no era solo por cómo te cambiaba la cara, marcando tus facciones y perfilando tu nariz, sino porque no se quitaba. A diferencia de otros filtros, el Bold Glamour permitía que te tocaras la cara y el efecto permanecía sin alterarse. Un logro más de la plataforma para que usemos estos efectos que supuestamente nos dotan de unas caras “mejoradas”.

El uso de filtros es una práctica muy común tanto en Tiktok como en Instagram. Es difícil encontrar vídeos mirando a cámara en los que no se haya aplicado ningún filtro, por leve que sea. Es innegable que muchxs nos vemos mejor gracias a los filtros de pequitas o que nos generan el efecto de tener las mejillas sonrojadas (el filtro “suave”).

Pero lo que nos gusta realmente no es la sensación de tener pecas o estar morenxs, sino las mejoras indirectas que añaden los filtros: alisan la piel, agrandan labios y sobre todo modifican la nariz para que sea más pequeña. Vamos, que replicamos el ideal de belleza estándar que siempre vemos en pasarelas y pantallas.

El problema llega cuando el continuo uso de filtros hace que ni tú mismx te reconozcas en el espejo. Que asumas que tu cara se parece más a lo que se ve en los vídeos que no a tu reflejo. Esto puede llegar a producir una especie de dismorfia facial en el que tampoco eres capaz de ver correctamente cómo es tu cara. Por ejemplo, puedes percibir tu nariz más grande de lo que es o que tu mandíbula no está suficientemente marcada.

La dismorfia facial funciona con la misma lógica que la dismorfia corporal: se trata de una alteración de la percepción del propio cuerpo cuando una persona se mira al espejo. Un clásico ejemplo de dismorfia corporal es el de las personas que sufren anorexia o bulimia, las cuales siguen viéndose “gordas” a pesar de estar en los huesos.

Lo peor es que muchos filtros funcionan de tal manera que son indetectables al ojo humano, por lo que cuando estás viendo los vídeos de influencers puede que los estén usando, pero no lo sepas reconocer. Así, se generalizan unos estándares de belleza que no son reales y que a ti te hacen sentir como el patito feo.

El resultado de esta distorsión es un aumento de las demandas de cirugía estética. Una realidad que antes se reservaba a las celibrities pero que ahora, gracias a las grandes cadenas lowcost, cualquiera puede conseguir una rinoplastia o pincharse bótox en los labios. En El País diversos cirujanos explican en una entrevista cómo han cambiado las peticiones de las operaciones en función de Tiktok. Hace unos años la gente iba con la foto de Angelina Jolie y ahora aparecen con una foto suya mejorada por un filtro. Y quieren eso.

Más allá de acabar intentando tener todxs la misma cara, hay muchos efectos que en la vida real no se pueden replicar. O es muy difícil que queden bien. No es lo mismo una imagen modificada por un efecto que puede retocarte la cara tanto como quiera, que la piel y la carne que tiene que modificar el bisturí de un cirujano.