Cómo Decidirse Cuando La Duda Nos Bloquea

¿Me decanto por este trabajo o por el otro? ¿Me gasto el dinero en independizarme o en un curso? ¿Le dejo o intento arreglar las cosas con él? Hay dudas que son existenciales, esas que necesitamos tener de vez en cuando para tomar decisiones importan

¿Me decanto por este trabajo o por el otro? ¿Me gasto el dinero en independizarme o en un curso? ¿Le dejo o intento arreglar las cosas con él? Hay dudas que son existenciales, esas que necesitamos tener de vez en cuando para tomar decisiones importantes, pero el problema es cuando nuestra vida se convierte en una duda constante.

Empiezas a dudar si te pones este vestido o el otro, si llamas o mejor esperas a que te llame ella, y acabas por dudar de si te levantas para ir a trabajar o mejor le dices a tu jefe que te encuentras mal. Es difícil poner freno a la duda cuando se convierte en algo demasiado frecuente, porque nos paraliza, nos bloquea y nos produce mucha ansiedad.

Acaba dañando nuestras relaciones personales, nuestro bienestar y también nuestra capacidad de rendir en el trabajo, estar en forma... Todo acaba paralizado en nuestra vida, porque dejamos de hacer muchas cosas y de disfrutar muchos momentos por culpa de dudar demasiado.

¿Pero qué hace que dudemos tanto? A veces el problema es el perfeccionismo. Queremos la cita perfecta, así que la anulamos porque justo tenemos en la lavadora el vestido perfecto. Perdemos ese tren por esperar un tren ideal, que a menudo nunca llega... También nos puede suceder en la vida profesional o en los estudios: queremos hacer el trabajo perfecto, así que tardamos más de la cuenta y lo entregamos muy tarde.

A menudo este tipo de bloqueos emocionales nos suelen pasar por pensar demasiado las cosas, analizarlo todo más de la cuenta y olvidarnos de que lo perfecto es enemigo de lo bueno. Ya decían en la famosa obra clásica "La Venganza de don Mendo":

"Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices"

Pensar es bueno y necesario, pero no todo en la vida es racional, así que deberíamos confiar más en nuestra intuición, las sensaciones, las emociones... Tenemos muchas maneras de decidir lo que nos conviene, y muchas veces la respuesta solo se obtiene actuando, viviendo, teniendo experiencias reales.

No hace falta pensar tanto las cosas, sino que a veces la clave es estar conectado en cada momento con lo que hacemos, y confiar en que un paso nos llevará al siguiente, porque tenemos una brújula interior que se activa cuando vivimos experiencias, y que si aprendemos a ponerla en marcha viviendo y a parar de vez en cuando para escucharla, podemos encontrar las verdaderas claves para tener éxito y ser felices.