Salir con alguien es algo que en cierta manera implica jugar a juegos mentales, sobre todo cuando te encuentras en las fases iniciales de la relación con una persona por la que sientes cierto interés. Entre los juegos más comunes se encuentran el dedicarle un buen rato a escribirle un mensaje adecuado a tu cita, o calcular cuánto tiempo debes esperar para contestar un whatsapp o coger una llamada para que la persona no se piense que estás desesperado o demasiado interesado. Y, cómo no, la regla de las reglas, esperar tres días después de una cita antes de llamarla, una norma que, a pesar de la llegada de los mensajes de texto y de las redes sociales, aún sigue siendo practicada.
Todo para intentar mantener el misterio, el interés, que la cosa no se enfríe y además parecer "cool". Y es que aunque pueda parecer algo banal, no hay duda de que este parece ser el camino trazado por las tendencias culturales de nuestra generación. Porque por lo general, y aunque a veces nos cueste reconocerlo, todos solemos seguir, si no estas, otras "reglas" de este tipo.
Sin embargo, darle y darle vueltas a eso que pensará un chico o una chica de ti según como te comportes después de la primera o segunda cita es algo que solo nos lleva a angustiarnos. Y no digo que no entienda la lógica de no llamar al día siguiente para no parecer demasiado ansioso, pero, ¿y qué si lo haces? ¿Qué puedes perder? Si la cita ha ido bien, la chica te gusta, os atraéis y ha habido una conexión real, ella estará deseando que la llames. Y seguro que le alegra más que lo hagas al día siguiente a que esperes tres días para hacerlo, porque de esa manera, incluso puedes llegar a perderla.
Y es que las mujeres somos así, si no percibimos vuestro interés, empezamos a pensar demasiado, y comenzamos a preguntarnos si es que en realidad merecéis la pena o no. Porque, ¿qué puede suponer que tardéis en llamarnos o en contestarnos a un mensaje? Pues que no estáis suficientemente interesados en nosotras, que a lo mejor tenéis otras amigas, y que al final solo somos una más. Y cuando una chica comienza a pensar eso, es difícil que cambie de opinión. Y ahí sí que la habréis perdido.
Entonces, ¿por qué no arriesgarte y sorprenderla llamándola? En la sociedad en que vivimos cada vez es más difícil conectar con alguien, y sobre todo sentir esa chispa desde el principio. Así que atrévete y haz lo que sientas, llama, escribe, sal, expón tus sentimientos, vive una historia de amor apasionada, o vive un romance de verano. Pero arriésgate y ¡vive! ¿Qué más da lo que la gente pueda pensar? Y además no tienes nada que perder. Es más, pierdes si no lo intentas. Es verdad que es mejor arriesgarte y no arrepentirte por las cosas que no has hecho o por aquello que podría haber sido pero no fue. Y es que al fin y al cabo la vida se trata de vivir, de disfrutar y ser feliz.
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