Cómo hacer buenas preguntas para llegar a la verdad

La contención emocional es clave para generar el ambiente adecuado para la sinceridad

Pocas cosas resultan tan desesperantes como la incertidumbre. Tu cerebro la odia con todas sus fuerzas. No la soporta. Y especialmente cuando afecta a dimensiones muy importantes de tu vida como tus relaciones personales. "¿Me ha estado engañando todo este tiempo con esa otra persona?". "¿Pasó algo puntual en aquel viaje que hizo con sus amigxs?". A veces las sospechas pueden ser fruto de un carácter celosx exagerado. En otras son más procedentes. Hay señales. Pistas que te hacen dudar. En situaciones así, lo más saludable es dejar de comerse el tarro y preguntar directamente desde la asertividad y la confianza. ¿Pero cómo evitar que te responda también con mentiras?

Dos investigadorxs estadounidenses han descubierto varios puntos claves para conseguirlo en un estudio científico reciente publicado en la revista especializada Current Opinion in Psychology. En primer lugar, y como escribe el psicólogo y genetista Arash Emamzadeh, quien se hace eco del estudio, es importante, "al explorar comportamientos raros o indeseables, permanecer neutral o normalizar el comportamiento" para que a la otra persona le cueste menos expresar esa verdad tan desagradable. Incluso aunque no te parezca nada normal ni te guste en absoluto. La razón para esta pequeña manipulación es que si preguntas desde la rabia aumentarás la probabilidad de que te mienta.

Preguntas genéricas a detalladas

Pero esa neutralidad no debería afectar únicamente al tono emocional con que haces las preguntas, sino también a las preguntas mismas. En palabras de Arash, "cuándo o cómo se plantea una pregunta podría revelar involuntariamente lo que el interrogador desea escuchar", lo que significa que si preguntas directamente "¿me has sido infiel?" es más probable que mienta (en caso de haberlo sido) que si intentas acercarte a la verdad poquito a poco desde preguntas más genéricas. Por otro lado, ten en cuenta que "es posible que no recibas respuestas precisas al hacer preguntas de sí o no". Quizá deberías hacer preguntas que den pie a respuestas más largas. Lograrás que se abra.

Por último tienes que tener en cuenta que tu grado de conocimiento del tema también influirá en cuán sincera es la otra persona. Si nota que tienes percepciones incorrectas acerca de ello, que cierta información es dudosa o directamente equivocada, se sentirá más cómodx con la mentira. Así lo explica el propio Arash: "Hacer preguntas que presupongan con precisión un problema convencerá al encuestado de que está bien informado, lo que le motivará a ser más sincero". En ese sentido, y hasta que no tengas muy claras tus sospechas, mejor no adentrarte en un interrogatorio que no te dará más que dolor de cabeza. Y menos en un interrogatorio agresivo de pura desconfianza.

Además, piensa que la contención tiene otro beneficio: no estás convencido de que te esté mintiendo, a pesar de tus sospechas más o menos fundadas, y un tono excesivamente atacante, basado en el dolor y no en la curiosidad y la empatía, podría dañar la relación a largo plazo. "Por lo tanto, si valoras mucho la relación, formula las preguntas de manera que indiquen interés, no sospecha ni desconfianza". Y no solo por cuidar la pareja, sino también porque "los encuestados que sienten que no serán creídos ni respetados son más propensos a engañar, ya que piensan que no tiene sentido tratar de decir la verdad". Es un terreno complicado. Así que ve con calma y con cuidado.