Todo nuestro entorno nos condiciona. Recibimos estímulos constantes desde nuestro móvil, desde el ordenador o desde la televisión. La información que se nos va insertando de manera natural en el cerebro convive con nuestros recuerdos. Todo este compendio forma nuestra manera de pensar. Es esto lo que hace, aunque no lo sepamos, que nuestro cerebro sea un mentiroso. Las ideas, en muchas ocasiones, están manipuladas por los medios de comunicación o las historias convincentes de otras personas. El cerebro es un narrador poco fiable. Los hechos y las realidades se filtran a través de nuestros sesgos y percepciones personales sobre el mundo, justamente por ello es posible que haya errores en lo que creemos que es cierto o no. Se trata de una "verdad" que está sujeta a los fallos diarios que tenemos. En que nuestro cerebro sea un mentiroso típicas en las que tu cerebro puede mentirte.
1. Se cae el mundo encima
Muchas veces percibimos los problemas más grandes de lo que son. Suponemos —por culpa del miedo— que las consecuencias serán devastadoras si llevamos a cabo nuestras decisiones. Nos posicionamos en lo peor sin argumento válido.
2. Radical
Ocurre bastante a menudo que o bien lo vemos todo blanco o bien todo negro. Parece que no existieran los puntos medios. Esto también ocurre por el miedo, ya que es más normal pensar que todo va a salir mal. Este código pesimista también es una forma que tiene el cerebro de manipular lo que piensas, ya que parece que no existan perspectivas diferentes ni positivas, lo cual no es cierto. Cada situación tiene por mínima que sea su parte positiva.
3. Perfeccionistas
Esto es, incluso, un engaño. Muchas personas consideran que el hecho de ser tan perfeccionistas hace que todo lo que llevan a cabo esté mal. En este punto hay que ser un poco más humilde y reconocer de manera natural tanto los fallos como las fortalezas.
4. Conclusiones sin sentido
Sacar conclusiones de situaciones o sobre otras personas es normal. Lo que no es normal es que pienses, constantemente, que son malas o negativas. No sabes lo que terceras personas pueden pensar, básicamente porque no eres adivinx, con lo cual posicionarte en lo peor no hará que la situación cambie. La clave es dejar de pensar por lxs demás.
5. Víctima eterna
Esto le ocurre, más bien, a las personas más jóvenes, los que aún creen que pueden evitar ciertos conflictos. La base de este punto es culpar al resto de personas por todo lo que sucede, lo cual te hace ocupar a ti un lugar de víctima constante. Lo peor es que no funciona como una mentira sino que, finalmente, acabas creyendo que tienes razón. Es tu cerebro que te está engañando y tú lo dejas.
Para combatir todos estos puntos debes reconocer y aceptar que tus pensamientos pueden no ser correctos. Para poder reconocerlo lo ideal será adaptar otras perspectivas y estar abiertx a considerarlas como verdaderas. A veces, también, el cerebro actúa de forma parecida en situaciones iguales, con lo cual será más fácil reconocer los pensamientos equivocados. Debemos estar alerta y aprender a razonar y reformular lo que creemos que es cierto.