Cómo aprender a calmarte para lidiar mejor con tus demonios

No naciste con esa habilidad y nadie te la enseñó correctamente. Pero no es tarde.

La evolución es una arquitecta muy imaginativa y te ha dotado de un potentísimo cerebro capaz de imaginar infinitos escenarios futuros. Algunos ilusionantes. Otros espeluznantes. Y para protegerte de estos últimos, de esas proyecciones que tanta ansiedad y miedo te provocan, necesitas calma. Como también la necesitas a menudo para no explotar de rabia o para no perder la paciencia con el individuo de turno. Pero la evolución no estuvo fina ahí: en lugar de proporcionarte las herramientas para calmarte, lo dejó en manos de la enseñanza de tus padres. Ellos debían mostrarte cómo tranquilizarte, pero no siempre es sencillo.

"Lxs niñxs que reciben suficiente autotranquilidad de sus padres crecen teniéndola toda la vida. Pero esto no suele ser el caso de aquellos que fueron criados por padres emocionalmente negligentes", explica la psicóloga Jonice Webb en una publicación para Psychology Today. Pero para un momento ahí. Antes de llamar a tu padre o a tu madre para culparles de tu incapacidad para calmarte en los momentos complicados, piensa que la negligencia emocional no es siempre culpa de ellos. Quizás sus propios padres no le enseñaron. Quizás estaban demasiado estresados intentando llevar dinero a casa para cuidarte. Todo tiene un contexto. No lo olvides.

Busca actividades más zen

Además, el problema no es tan grave como parece. En palabras de Webb, "tranquilizarse a sí mismx no es complejo ni difícil de aprender: es principalmente un proceso de autodescubrimiento, de probar diferentes ideas y de observar los resultados". En otras palabras: querer es poder. Tengas la edad que tengas. Para ello, lo primero que deberás hacer es escribir una lista de actividades que te proporcionan relajación. Al fin y al cabo, cada persona es completamente diferente. A algunas les tranquiliza la música oriental zen y a otras les tranquilaza el heavy metal a 80 decibelios. Algunas prefieren la compañía. Otras la soledad.

El segundo paso consiste en adoptar una atención plena de tus emociones. ¿Eres consciente de cuando entras en territorio de la ira? ¿Sabes distinguir tu tristeza de otras emociones similares como la decepción? ¿Puedes identificar el rencor cuando asoma por tu mente? Aunque parezca muy místico, son habilidades que puedes adquirir desde la práctica. No lo vas a conseguir en tres tardes, eso está claro, pero cuanto antes empieces antes lo harás. Pasito a pasito. Cuando sepas detectarlas, y las detectes en un momento dado, será el momento de probar algunas de las actividades relajantes de tu lista". Abrázalas. Prueba cual funciona.

Busca prácticas saludables

"Prueba diferentes actividades en diferentes momentos, ya que distintas actividades pueden funcionar en distintas situaciones y con distinciones sentimientos", añade esta psicóloga. Quizás respirar hondo te sirva con la ira, pero no con la desesperación o la tristeza. Y tal vez charlar con tu pareja en ese momento te funcione para la pena, pero resulte contraproducente para el enfado. Dicho esto, hay una regla básica para estas acciones tranquilizadoras: deben ser saludables. "Evita comer, beber, gasta o hacer cualquier cosa que sea excesiva". Además de restarte en otros apartados, taponarán la emoción. Y tampoco quieres eso.