Alegría: el motivo por el que sigues leyendo libros

Nada ni nadie ha podido asesinar al libro en aproximadamente 2.500 años

Los libros han sido protagonistas de una muerte mil veces anunciada pero que nunca ha terminado de llegar. Durante el siglo XX, y según lxs expertxs, el asesino parecía destinado a ser el cine. Más tarde, a finales del mismo siglo y principios del siglo siguiente, parecía que serían los videojuegos quienes exterminarían el apetito por la lectura. Y con el siglo XXI mostrando todo su poderío informático, se vaticinaba que tanto internet, tanto ordenador y tanto smartphone serían la tumba de la novela y del ensayo. Pero nada más lejos de la realidad: la venta de libros impresos ha aumentado en los últimos años y el mercado resulta ser muy sólido. Sigues leyendo. Y mucho. Y es porque te aporta alegría.

Sí, alegría. Incluso si la historia que cuenta la novela que tienes entre manos es verdaderamente triste o incluso si el ensayo de turno, sobre el cambio climático o sobre la geopolítica internacional, está colmado de irremediable pesimismo. Aún así tú recibes un chute de alegría. Un misterio sobre el que reflexiona el doctor en historia Lawrence R. Samuel. En sus propias palabras, y basándose en las teorías de la escritora española Carmen Martín Gaite, “la concentración requerida por la lectura deliberada brinda una sensación de calma en un mundo cada vez más frenético, considerando la oportunidad de escapar del ruido y el caos y abrazar la soledad como una hazaña milagrosa”.

Y son palabras con mucho sentido. Piénsalo. En el siglo X había muchos menos estímulos superdopamínicos alrededor de la gente. Lo de leer, para los pocos alfabetizados que había en la sociedad, era un acto contra el vacío y el aburrimiento. Hoy no. Hoy tienes mil maneras de ver trocitos de la realidad como los vídeos, los podcasts, los cómics, las series, las películas, las stories... Hoy no hay aburrimiento. Y precisamente ese es el problema: estás tan sobreestimuladx que en cierto sentido vives anestesiadx. Y esos ratitos en los que te tumbas en el sillón a leer y perderte en el mundo imaginario de los libros son los únicos en los que desconectas de verdad de lo demás. Alcanzas la paz.

Gaite no fue la única que lo percibió con antelación. “En su libro Lost in a Book: The Psychology of Reading for Pleasure, Victor Nell declaró que la lectura era una rara oportunidad para “adquirir la paz, volverse más poderoso y sentirse más valiente y sabio”. Y la ciencia respalda los beneficios de la lectura una y otra vez. Cuando ves un episodio de Netflix en tu sofá coges el móvil constantemente. Y lo mismo cuando escuchas un podcast nuevo o te pones música. Con los libros suele ser distinto. Apagas la realidad a tu alrededor. Te metes de lleno. Lo vives de verdad. Y esa sensación es tan gratificante que ningún otro invento logra quitarte las ganas de experimentarla.