Y ahora, esto. Cómo nos afecta psicológicamente la guerra

Gestionar la ansiedad y cómo nos afecta psicológicamente la guerra no es fácil

Llevábamos ya un par de años intentando asimilar psicológicamente el duro golpe que ha supuesto la pandemia. Incluso cuando la situación mejoraba a nivel de restricciones, todavía había mucho camino que recorrer para curar las heridas de una situación que nos ha atravesado por completo. Y va y llega la invasión de Rusia, bombardeos, la guerra más cercana que hayamos vivido nunca y la amenaza de Tercera Guerra Mundial o guerra nuclear que nos acecha. Lo que nos faltaba. ¿Cómo nos afecta y cómo vamos a lidiar con esto? 

Por supuesto que los más afectados por este ataque son los ciudadanos ucranianos, que según el psiquiatra José Carlos Fuertes en declaraciones a Antena 3 pueden sumirse en “un estado mental absolutamente patológico de tristeza, abatimiento, melancolía que probablemente se convertirá más tarde en un trastorno por estrés postraumático” si el conflicto se enquista. 

Pero también nos afecta a nosotrxs en España, expuestos a imágenes de la guerra todo el día y con nuestro país enviando armas y formando parte de la OTAN contra la que se revela Putin. El “estrés bélico” también nos puede afectar, según explica la psicóloga experta en sobreinformación Rocío Rodíguez Rey en la cadena Cope

“Es normal que esta información nos duela y nos provoque efectos psicológicos adversos como angustia, ansiedad, tristeza o dificultad para dormir”, dice. La adrenalina se dispara y nuestro cerebro se ve incapaz de procesar tantísima información. También es normal llorar ante imágenes o situaciones muy duras que nos llegan por las redes y por televisión. 

La infodemia, o saturación de información sobre el mismo tema, tiene secuelas psicológicas y nos impide distinguir muchas veces entre lo que es veraz y lo que no. Para evitarlo, es práctico recurrir a medios y fuentes contrastadas. La inestabilidad económica es otro de los factores que pueden precipitar nuestra ansiedad. 

Los pensamientos intrusivos nos pueden abordar si nos informamos demasiado sobre situaciones violentas y la necesidad constante de buscar información también te genera una sensación de angustia sin beneficio asociado. La OMS calcula que si en una sociedad normal una de cada 14 personas sufre depresión, esquizofrenia, estrés postraumático, ansiedad o bipolaridad, en una guerra lo padece una de cada tres. El trauma psicológico, además, se prolonga durante años. 

Dosificar la información revisando las noticias solo una vez al día o informarte de día y en un momento de tranquilidad es una de las formas de evitar el gran impacto que pueden tener estas noticias sobre tu estado de ánimo. Quitarte de la cabeza la idea de que si estás informando a la gente ayudarás a las víctimas o desactivar grupos, canales y conversaciones donde llegue información explícita y violenta son otros posibles métodos. 


Enfocarte en tu vida cotidiana, mantener rutinas de sueño y ejercicio físico, ir a la naturaleza y comer sano y beber agua son algunos de los consejos que añade en un artículo Eldiario.es. El miedo, ante una situación así, es un sentimiento normal: acéptalo, relativízalo y trata con un experto cómo gestionarlo y dimensionarlo.