Hay personas que te caen bien sin haberlas conocido. Porque te agrada la forma de su cara, por su voz o, simplemente, por cómo sonríen. Y, aunque es mágico cuando sucede eso, a todos nos ha pasado también alguna vez que hemos odiado a alguien sin tan siquiera haber cruzado una palabra con él/ella. Piensas, "madre mía, qué mal me cae". Todo el rencor que has acumulado en tu vida y un halo de mal rollo te corren por la sangre, pero no tienes ni idea de por qué has decidido poner a esa persona en tu lista negra.
Puede que con el tiempo, si has tenido la oportunidad de conocerla mejor, acabes pronunciando el clásico "ay, cuando te conocí me caíste fatal", y reconozcas que todo fue fruto de una mala primera impresión. Pero, ¿por qué tu mente decidió odiar tanto a esa persona que no te había hecho nada?
Por lo que muestran
Aunque a ti te salga natural sonreír cuando conoces a alguien o sabes decir las cosas de forma que a los demás les parece todo genial, hay muchas personas que no son capaces de controlar bien qué emociones están transmitiendo. "Los hay que siempre están posando y son conscientes de cómo les ve la gente y el efecto que tienen en los demás. Otras pasan de ello, nunca le han dado importancia y no saben cuál es su mejor herramienta para caer bien, por así decirlo", explica el psicólogo Raul Padilla.
Según el experto, las personas que saben 'lucirse' suelen caer mejor que las que no tienen en cuenta este aspecto y no te miren a los ojos cuando te saludan. Así que puede que alguien te parezca muy serio o repelente, pero diez minutos después te des cuenta de que es una persona encantadora.
La sintonía
El feeling, vaya. El psicólogo argumenta que, normalmente, las personalidades totalmente opuestas suelen repelerse, de modo que "la típica persona súper positiva y encantadora que se muestra sonriente desde el primer momento suele caer fatal a la típica persona que es negativa. Y ese sentimiento suele ser mutuo". Solo con cruzar dos palabras sabrás si la energía de otros va contigo o no, y probablemente no puedas hacer nada por remediarlo.
Lenguaje no verbal
El lenguaje no verbal juega un papel fundamental en las primeras impresiones y, en general, en cualquier tipo de comunicación. Si un saludo amable no va a acompañado de una sonrisa y una mirada agradable, probablemente intuyas que a esa persona le sucede algo que no cuenta o no está siendo simpática por gusto. "Si esos dos mensajes que recibimos al mismo tiempo -el verbal y el no verbal– no son coherentes solemos pensar que hay algo que falla y preferimos alejarnos", apunta el experto. "Es algo a nivel instintivo, no de forma consciente", añade Padilla.
Friendly reminder: si te esfuerzas demasiado por caerle bien a tu jefe a quien en realidad no soportas se nota, y mucho. De hecho, es posible que él note esa 'incoherencia', como señala el psicólogo, y le caigas todavía peor. Así que, ya sabes, sé tú mismo y eso demostrará lo que vales.
Refleja lo que tú querrías ser y no eres
Otro de los factores que pueden hacer que alguien te caiga fatal sin haber compartido tiempo ni experiencias a su lado es, paradójicamente, que esa persona tenga mucho en común contigo. "Puede que sea alguien demasiado parecido a ti y por eso le concibas como a un rival en según qué situaciones", explica Padilla. Alguien que podría quitarte el puesto de trabajo aunque ni siquiera lo pretenda, o que sea tan aficionado como tú a hacer chistes y te quite protagonismo. Lo que podría haber sido un amigo con quien compartir cosas en común, se convierte en un 'enemigo' en otro contexto.
Por otro lado, ver en otra persona todas las cualidades que uno mismo no posee o las metas que aún no has alcanzado, puede hacer que la rabia y la frustración que sientes en ese sentido se proyecten hacia ese nuevo individuo. "A veces inferimos actitudes en otras personas que nos hacen sentir cierta envidia insana", dice el psicólogo. Es decir, cuando alguien hace algo que nosotros querríamos hacer pero no podemos como, por ejemplo, hacerse un 'sinpa' en un bar y encima enorgullecerse de ello, no solo te caerá especialmente mal porque sea un jeta, sino porque hace algo que tú querrías hacer en tu lado más inconsciente, pero te reprimes. "Entonces, internamente piensas, 'si yo me reprimo, ¿por qué tu no lo haces?' ", añade Padilla.
Te recuerda a alguien
Existen personajes arquetípicos que reflejan ciertos valores o defectos como el egoísmo o la maldad, por ejemplo. Del mismo modo que adoramos a las abuelitas con un moño y un chal a cuadros porque nos parecen entrañables, así a lo abuela de la Fabada Litoral, una mujer que tenga una imagen más parecida a la Señorita Rotenmeyer nos provocará más rechazo que otra cosa por lo mal que se lo hizo pasar a Heidi.
Si crees que hay algo que te da mala espina de esa persona a quien siempre te cruzas por la calle y no sabes qué es, puede que su cara o su forma de caminar te recuerden a alguien te que lo hizo pasar mal en el pasado o a un personaje malvado que te marcase de pequeño. Rebusca en tus recuerdos y ata cabos.
Miedo a lo desconocido
Del mismo modo que las personas parecidas a uno mismo pueden ser percibidas como un rival, las que son totalmente opuestas también hay a quién le general rechazo. Por puros estereotipos y dejándonos llevar por la primera impresión, en general rechazaremos a abrirnos a alguien cuya imagen sea totalmente opuesta o muy distinta a la tuya, ya sea por cómo viste o por su cultura o raza en casos más extremos. Pero no te preocupes, estos prejuicios se curan dando el primer paso y conociendo a la gente sin juzgarla.
Sea por lo que sea, por lo que otros te caigan mal sin que te hayan dicho un 'hola', puedes dejarte llevar por ese odio interno que vuelcas sobre esa persona pobre inocente o darle una oportunidad y conocerla mejor. Quien sabe si, acercándote a saludar con tu mejor sonrisa, conoces a alguien que te hará sonreír muchas veces más.