El perfeccionismo es una imposición. Nuestra sociedad está construida sobre los cimientos de la competitividad extrema, por lo que desde muy pequeñitos nos empujan al perfeccionismo como método para destacar entre los billones de personas que pueblan el mundo. Por eso puede resultar útil en muchas ocasiones. El sistema lo demanda. ¿Pero y qué hay de nuestra felicidad? Según cuenta en Psychology Today la psicóloga, Alice Boyes, algunas actitudes perfeccionistas puede provocar el autosabotaje. Y estas son las seis más perjudiciales:
1. Perfeccionismo aplicado a todo
Como señala la investigadora, los perfeccionistas extremos tienden a esforzarse muchísimo en todas las tareas que tienen por delante, sean importantes o no. Esto genera mucho cansancio y, en palabras de Boyes, hace que la persona se sienta "como un hamster en una rueda". Para evitarlo, recomienda "ignorar tareas que son urgentes pero no especialmente importantes".
2. Perfeccionismo cansino
El perfeccionismo extremo no solo afecta a la persona que lo padece. Según Boyes, su obsesión por la meticulosidad puede también afectar a las personas con las que trabaja. La razón, según la experta, es la excesiva y agotadora atención por los detalles, así como una gran insistencia a la hora de mandar emails o whatsapps de trabajo incluso fuera de las horas laborales.
3. Perfeccionismo limitante
El problema de pretender que todo lo que haces sea excelente es que el mundo, a veces, te responde con una bofetada. En ocasiones no tienes tiempo o no dominas lo suficiente un área como alcanzar la excelencia. El problema, dice Boyes, es que el perfeccionista actúa ante esta situación marcándose un “si no puedo hacerlo perfecto, paso de probar”. Una pena.
4. Perfeccionismo excluyente
El perfeccionista no limita su perfeccionismo a sí mismo, sino que pretende que toda la gente que le rodea actúe con la misma actitud. Y como esto no siempre ocurre, explica la experta, acaban por cargar contra los demás con críticas y reproches. Esto hace que tengan problemas para encontrar compañeros, por su exigencia al seleccionar y, claro está, porque nadie quiere trabajar con él/ella.
5. Perfeccionismo indeciso
La búsqueda constante e incansable de lo insuperable puede desembocar en problemas en la toma de decisiones, especialmente cuando no existe el filtro adecuado sobre en qué areas debe aplicar ese perfeccionismo. Así lo cree Boyes, que señala que pasan “tanto tiempo tomando decisiones menores que sienten que trabajan constantemente y se agotan”.
6. Perfeccionismo ambicioso
La psicóloga explica que los perfeccionistas tienden a establecerse objetivos tan ambiciosos, tan elevados, que la empinada cuesta que se presenta ante ellos les resulta descorazonadora y acaban por abandonar todos sus objetivos. Si fuese más flexibles y supieran variar el plan a lo largo del camino terminarían las cosas más a menudo.