Las listas se han convertido en uno de los tipos de artículos periodísticos más populares en internet. Y hay una buena razón para ello: suelen gustar muchísimo. Esto, escribe el psicoterapeuta Sean Grover en una publicación para Psychology Today, está lejos de ser una simple moda y encuentra su motivación en la propia naturaleza humana. Al parecer, tu cerebro tiene la predisposición innata a categorizarlo todo y a organizarlo todo para poder comprender mejor el mundo y tomar mejores decisiones. No importa si es una lista de las mejores películas de la década, una lista de los países más seguros para viajar o una clásica lista de tareas pendientes por hacer. Te hace sentir bien.
De hecho, el mismo Grover subraya en este medio una serie de beneficios psicológicos derivados del acto de escribir una lista. El primero de ellos es una mejor estructuración del tiempo. Algo que está completamente infravalorado. No obstante, tener el control de tu tiempo, el volante de tus días y de tus acciones, despierta en ti una profunda sensación de control y en consecuencia mucha seguridad. Estás al mando de tu vida y no al revés. Es más, y esta es otra de las razones aportadas por el psicólogo, “las listas pueden reducir la ansiedad al ayudarte a organizar tus tareas y tus pensamientos”. Esto es especialmente importante para personas con tendencia a la sobrepreocupación.
Además, y siempre según Grover, “las listas pueden darte enfoque, dirección y propósito”. En lugar de pasar los días a la deriva cumpliendo de manera mecánica con las responsabilidades que van llegando, completas tareas que has premeditado previamente y que has decidido que sí merecen tu esfuerzo y dedicación. Defines una ruta. Caminas hacia un lugar escogido. Y para cualquier ser humanx sentir que funciona bajo un objetivo es fundamental. Necesitas un sentido. Y ojo: las listas no solo alimentan este sentido sino que además, y esta es la cuarta razón, te movitan a plantearte sentidos cada vez más ambiciosos. Cierto grado de conformismo es sano, pero también tener desafíos estimulantes.
Por último, escribe el autor, “las tareas completadas de las listas fomentan una sensación de logro, lo que aumenta la confianza en uno mismo y la autoestima”. Es un chute recurrente de dopamina. Es una manera muy clara de ver, negro sobre blanco, todo lo que vas consiguiendo a lo largo de tus días, de tus semanas y de tus meses. Así no tenderás a infravalorarte. Pruébalo. Coge un bolígrafo o papel o abre un documento de texto en tu ordenador y haz una lista de tareas pendientes y otra de deseos pendientes. Ya no estarán tanto en tu cabeza. Ya no aparecerán de la nada para impedirte centrarte en lo que tienes delante. Ya no te asediarán. Tu cerebro sabrá que puede relajarse porque están anotadas.