Planes, expectativas, control y predicción. A veces sentimos la necesidad de ver desde el presente cómo será el futuro con la máxima precisión posible. Aunque, al final, la vida nos acaba llevando por donde le da la real gana, nos empeñamos en tratar de cuadrar todas las piezas del pastel que forma nuestra vida, como hacen las jubiladas con sus puzzles, mirando las piezas con desconfianza por encima de unas finas gafas que reposan sobre sus finas narices.
Ese pequeño trastorno obsesivo compulsivo del que muchos padecemos no supondría un problema de no significar a menudo decir no a tantas cosas. No a la espontaneidad, no a un presente tan feliz que cuesta creer que pueda durar más de media hora. La ansiedad, el perfeccionismo y el miedo nos llevan a cumplir los planes tal como los habíamos hecho en la comodidad de nuestro papel y boli, pero, ¿y si de vez en cuando arrugásemos esos papelotes con planes precocinados y dijéramos que sí? Al diablo con todo.
1. Sí a nadar desnudo.
2. Sí a desayunar con una copa de cava.
3. Sí a ir al cine con nadie más que tú mismo.
4. Sí a llamar en vez de mandar un whatsapp.
5. Sí a ir por la calle corriendo.
6. Sí a entrar en tiendas de ropa muy caras, y creerte que puedes permitírtelo todo.
7. Sí a pasar todo el día sin móvil.
8. Sí a comprar una cámara de usar y tirar.
9. Sí a echarte una siesta un lunes.
10. Sí a preparar un pastel sin motivo.
11. Sí a ver una de las películas que veías con seis años.
12. Sí a salir de casa sin llevar ropa interior.
13. Sí a subirte a un tren y bajarte en la estación que el cuerpo te pida.
14. Sí a cantar en voz alta por la calle —sin silenciar la voz cuando se acerca otro transeúnte—. Mirarlo a los ojos mientras cantas.
15. Sí a ir a un karaoke.
16. Sí a otra caña.
17. Sí a preguntarle a la panadera cómo está.
18. Sí a pedalear muy rápido.
19. Sí a dejar de guardar rencor a alguien.
20. Sí a los helados. De lo que sean. Sí a todo lo que los rodea.
21. Sí a no saber qué hora es.
22. Sí a ir descalzo.
23. Sí a agradecerle a tu familia que no te haya tirado aún por la ventana.
24. Sí a dibujar un poco más.
25. Sí a leer un libro sentado en el alféizar de la ventana.
26. Sí a llorar con todas tus fuerzas mientras suena Bon Iver.
27. Sí a decir te quieros.
28. Sí a las noches de cine y palomitas en casa.
29. Sí a los abrazos de más de seis segundos.
30. Sí a dar las gracias por la vida tan de puta madre que tienes.
31. Sí a guiñar el ojo de forma ridículamente exagerada.
32. Sí a bailar como un pollo.
33. Sí a chupar la cuchara.
34. Sí a beber de día.
35. Sí a hacerle trenzas a una amiga.
36. Sí a enamorarse de un actor.
37. Sí a salir de Tinder y volver a los idilios de miradas en el metro.
38. Sí a disfrazarse de algo estúpido.
39. Sí a llevar zapatos muy feos y muy, muy cómodos.
40. Sí a la vida. Que por muy fea que se ponga, siempre nos ofrecerá un mínimo de 39 otras cosas por las que vale la pena alzar los párpados al cielo cada mañana.