No descubrimos nada nuevo si decimos que Texas es uno de los Estados norteamericanos más controvertidos. Tiene el mayor número de ejecuciones por pena de muerte de todo el país, el racismo extremo es visible cada día en esta región y defiende que los ciudadanos lleven armas de fuego más de un millón de personas tienen permiso para tenerlas. Además, ha dado al mundo personajes tan controvertidos como la saga de presidentes Bush.
Pero Texas ha dado un paso más. A partir del 1 de agosto, permitirá llevar armas en los campus universitarios públicos a todos aquellos estudiantes con licencia. En teoría es por seguridad, aunque el historial de masacres con armas de fuego en universidades de Estados Unidos es bastante largo y no parece que esta sea la mejor opción. Al contrario, aumentas la posibilidad de que vuelva a ocurrir.

La más recordada, quizás por la película sobre ella que se llevó a cabo más tarde, es la de Columbine, en la que dos chicos de 17 y 18 años mataron a 13 personas e hirieron a 23 antes de suicidarse. Pero hay muchas más. Últimamente va a matanza de estas características por año, aunque la palma se la llevó el 2014, año en el que hubo 5 ataques de este tipo, todos ellos con muertes.
Muchos números para que sea un problema
La ley entrará en vigor justo el día en el que se cumplirán 50 años de la primera tragedia en una universidad texana. Aquella vez, Charles Whitman mató a 13 personas desde la torre del reloj de la universidad de Austin. Pero esta normativa, que deben cumplir todas las universidades públicas, tiene un matiz: los directores de los centros podrán designar zonas libres de armas. ¡Menos mal! Ya no hay de qué preocuparse. A ningún estudiante se le puede olvidar poner el seguro de su pistola o se le puede calentar la mano y sacar a pasear su pipa, aunque solo sea para amenazar. No, eso es imposible. Seguro.

Este último caso es el que más preocupa a ciertos profesores. Uno de ellos es Jonathan Snow, profesor de la Universidad de Houston que hizo una presentación en la que recomienda a sus compañeros cambiar los hábitos a la hora de dar clase. “Enseño temas delicados y las discusiones tienden a ser intensas. Sin embargo, ahora lo pensaré dos veces a la hora de proponer un tema”. Ser cuidadoso al discutir temas sensibles, sacar ciertos temas de su currículum, no provocar al estudiante si lo ve con rabia y encontrarse con los alumnos en circunstancias controladas, algunos de los puntos de Snow.
Con esta normativa, el poder pasa a tenerlo el alumno que lleva un arma y no el profesor que está ahí para formar personas. Docentes y estudiantes ya han mostrado su desacuerdo con esta ley, e incluso algún profesor ha optado por cambiar de centro. Pero el tiempo pasa y cada vez estamos más cerca de que esta locura sea real.