Javier Limón, el marido de la sanitaria infectada de ébola Teresa Romero, ha enviado una carta a diversos medios de comunicación pidiendo la dimisión del consejero de Sanidad, Javier Rodríguez. Limón explica en el texto que "siente un gran respeto" por el consejero, cosa que él "no ha tenido por Teresa".
Acusa a su gestión de la crisis del ébola en España como insuficiente y torpe, asegurando que tanto Teresa como él actuaron correctamente, ya que no hicieron nada que nadie les dijo que no podían hacer. Explicita que si se hubiera procedido como "en otros países en los que se pone en cuarentena a los sanitarios después de tratar a un paciente de ébola" su mujer no "estaría debatiéndose entre la vida y la muerte" y "Excálibur [su perro sacrificado] estaría vivo". Finalmente le pide al consejero que tenga "pundonor y DIMITA".
Os dejamos con la carta:
"Señor consejero de Sanidad, [Javier Rodríguez] me dirijo a usted para mostrarle mi respeto y admiración, y suplicarle desde la ignorancia de un soldador y de su mujer que se debate entre la vida y la muerte, le invito a que me explique cómo se pone un traje, ya que desgraciadamente mi mujer no ha hecho un máster.
Teresa ha tenido media hora o poco más para aprenderlo a través de una compañera, y una vocación y humildad de la que usted carece.
Dice usted que nos fuimos de vacaciones, y que no estaría tan mala no amigo, no estaba tan mala, solo tenia ébola y que se fue a la peluquería.
Mire usted, señor consejero de sanidad, nadie dijo que no pudiéramos hacer lo que hicimos, entre otras cosas porque el protocolo no nos dijo que no se pudiera hacer. Cuando ahora sé que en otros países se pone en cuarentena a los sanitarios después de tratar a un paciente de ébola. Pero yo solo soy un soldador, pero entiendo que si se hubiera hecho esto, mi mujer posiblemente no estaría debatiéndose entre la vida y la muerte, Excálibur estaría vivo, y todas las personas incluido yo que estamos aislados, no estaríamos en un peligro potencial ante la enfermedad.
Y señor….. yo a diferencia de usted, no estoy bien comido porque mi mujer se debate entre la vida y la muerte y no me pasa la comida.
También estoy mal bebido, porque ya no me quedan líquidos de tanto llorar.
Lo único que estoy bien, es bien fastidiado, pero a diferencia de usted, señor consejero de sanidad, le tengo un gran respeto, cosa que usted no ha tenido por Teresa.
Tenga usted pundonor y DIMITA".