Que Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos hay que repetirse las cosas para creérselas, no era un buen tío, lo sospechábamos casi todos. Que prometa construir un muro en la frontera con México o que afirmara que al ser una estrella podía "agarrar a las mujeres por el coño" nos dio alguna pista sobre su personalidad. Para intentar ahondar en su forma de ser hemos hablado con la psicóloga y grafóloga Carmen Muñoz, que ha analizado su firma para saber todavía más sobre cómo es Trump: "Cuando se enfada se vuelve muy irascible, se irrita demasiado. No voy a calificarlo como violento, pero casi, porque tiene una actitud agresiva y sufre una falta absoluta de inteligencia emocional. También tiene un toque psicópata, una falta de empatía y de flexibilidad. Nunca piensa en el otro".

Con la firma del hombre que preside el país más poderoso del mundo, que es multimillonario y ha sido presentador de realities, Carmen Muñoz explica alguna de sus particularidades como persona. Según esta grafóloga, el hombre que durante años difundió teorías falsas que cuestionaban la nacionalidad estadounidense de Obama, es tremendamente rígido y tiene problemas. "Ha debido de tener complejos. No sé si en su adolescencia, en su juventud o en su infancia, y desconozco la historia de este hombre, pero los rasgos de su escritura, con letras muy sobrealzadas, reflejan una compensación para corregir un sentimiento de inferioridad. Es una escritura alta, como si él estuviera por encima de los demás, como si sintiese la necesidad de mirar por encima del resto para afirmarse", explica Muñoz.
No sabemos si Trump decía que Obama, que nació en Hawái en 1961, era de Kenia —lo que le invalidaría legalmente para gobernar el país— porque se sentía inferior a él. Tampoco si el día de su investidura mintió sobre la asistencia porque era más baja que la de otros presidentes y estaba acomplejado, pero para Muñoz no hay duda de que el máximo mandatario estadounidense dice lo que le da la gana y tiene rasgos dictatoriales: "Es una persona con mucho ego, necesita que los demás lo admiren, que lo adulen. Hay un arco en su firma que lo demuestra, que da a entender que busca la admiración y el protagonismo".
Carmen Muñoz dice que la firma de Trump es un buen reflejo de su personalidad y que sirve para destriparla, pero que necesitaría poder ver un texto escrito por él a mano para analizar con mayor exactitud su personalidad. Otra de las características —quizás la más positiva— que la ciencia de la grafología saca del nuevo presidente estadounidense es su perspicacia: "No es nada torpe, es muy muy agudo, en contra de lo que puedan decir algunos medios de comunicación", explica Muñoz. Quizás fue esta cualidad la que llevó a Trump, que posee casinos y hoteles, a jactarse de haber eludido impuestos durante más de una década mediante exenciones fiscales después de que el New York Times desvelase que el magnate registró unas pérdidas de 916 millones de dólares en su declaración de impuestos de 1995.
La última cualidad que esta grafóloga extrae de la firma de Trump es que es una persona que da bandazos: "No es alguien que tenga las ideas muy claras. Hoy dice una cosa y mañana se desdice. No tiene unas ideas firmes, pero él impone mucho". Algún ejemplo de esto también hay: en campaña prometió derogar el Obamacare la reforma sanitaria de Obama que facilitó un seguro médico asequible a alrededor de 20 millones de personas, pero tras reunirse con Obama en noviembre dijo que mantendría parte de la medida. La última novedad, hace una semana, fue la aprobación en el Senado de la iniciativa para anular la reforma sanitaria. Nadie sabe por dónde puede salir: donde Trump dijo digo, ahora dice Diego, y se queda tan ancho.