Italia Se Digna Por Fin A Aprobar Una Tibia Ley De Matrimonio Homosexual

Italia es el último gran país europeo en reconocer las uniones civiles entre personas del mismo sexo y lo hace de manera bastante tibia. 

Italia es el último gran país europeo en reconocer las uniones civiles entre personas del mismo sexo y lo hace de manera bastante tibia. Los sectores tradicionales y la Iglesia han conseguido desvirtuar en gran medida una ley que ha sido aprobada por el Senado pero todavía le falta someterse a la votación de la cámara baja. Los recortes más dolorosos son que los homosexuales no podrán adoptar legalmente a los hijos de sus parejas y que se ha eliminado el "compromiso de fidelidad", una cláusula que sí aparece en las uniones heterosexuales.

El objetivo era diferenciarlas al máximo posible del matrimonio católico. Poco queda del proyecto original que presentó hace dos años la senadora del Partido Demócrata del presidente Matteo Renzi Monica Cirinnà, pero su partido ha preferido que se aprobara de esta manera para que no se quedara en el limbo indefinidamente.

La tramitación de la ley ha generado un gran debate público y se ha trasladado a las calles de prácticamente todas las ciudades italianas con manifestaciones tanto a favor como en contra y su aprobación ha dejado muy insatisfecha a una de las partes. "No hemos esperado 30 años para esto", denunciaron en un comunicado conjunto varias asociaciones de defensa de los homosexuales que también han convocado una gran manifestación en Roma para el próximo 5 de marzo.

Los sectores tradicionales consideran que lo que se ha aprobado ya es demasiado y que se trata de una "victoria del sentido común". El ministro del Interior conservador Angelino Alfano al menos está contento: "Le hemos hecho un gran regalo a Italia impidiendo que las personas del mismo sexo puedan tener hijos, tal y como prohibe la naturaleza", aseguró en unas declaraciones recogidas por Le Huffington Post. El Vaticano tampoco se ha mantenido al margen y su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, dijo que "hay que evitar todo tipo de tretas que equiparen las uniones civiles con el matrimonio".