Para la mayoría, el machismo está formado por esos comentarios ofensivos, esos comportamientos que nos ponen de mala leche y que nos molestan. Pero que nos cuiden demasiado, que los tíos sean extremadamente protectores con nosotras, también puede ser machismo, especialmente en el trabajo, porque destroza nuestra seguridad en nosotras mismas. Al menos, eso es lo que dice una investigación que han llevado a cabo Susan Fiske de la Universidad de Princeton y Peter Glick de la Lawrence University.
No seáis tan caballeros

Según la investigación de Fiske y Glick, muchas veces compañeros de trabajo o jefes, supuestamente por facilitarnos las cosas, no nos exponen a nosotras a tareas especialmente complicadas o arriesgadas. Esto se nota más en ciertas áreas que en otras, como por ejemplo en el sector del petróleo y el gas donde los riesgos físicos pueden ser elevados o en la industria sanitaria. Aunque las mujeres pidan asumir el mismo trabajo y estén igual de capacitadas. Es lo que se llama el sexismo benevolente y hace que sea mucho más difícil que las mujeres puedan progresar en su trabajo e ir subiendo escalafones.
Buenas intenciones pero malos resultados
Otro de los puntos clave de este tipo de machismo es que el sexo femenino recibe muchas menos críticas constructivas y, a cambio, muchas más ofertas de ayuda sin que lo solicite. Chicos, somos capaces de aguantar una crítica y aprender de ella, de hecho es la mejor manera de avanzar y crecer profesionalmente. También somos capaces de hacer lo que se nos encarga sin asistencia. Es lo que se llama autonomía y si necesitamos ayuda tenemos una boca para pedirla. Aunque muchos lo hacen con la mejor de las intenciones, no se dan cuenta de que esa actitud puede hundir la autoconfianza de las mujeres y hacer que poco a poco vayan creyendo menos en sus capacidades.

En la misma investigación de Fiske y Glick, esto se demostró con un experimento. Falsos compañeros del equipo de trabajo le dijeron a algunos participantes en una tarea: “Déjame que te ayude. Sé que esto es algo complicado para ti”. Tanto los hombres como las mujeres que fueron tratados así, se sintieron más inseguros sobre sus habilidades que a los que se les dejó avanzar solos. ¿Por qué? Porque implica que la persona asume que no podrá tener éxito en un trabajo si no es con ayuda externa. Y es más habitual que en el trabajo esto les pase a las mujeres.
Solución
Por suerte, hay maneras para resolver estos tipos de comportamientos. Básicamente, hay que dejar que las mujeres sean las que pidan ayuda antes de suponer que la necesitan o que no están preparadas para realizar según qué tipo de tarea. Apoyadnos cuando os lo pidamos, así nos ayudaréis a ser más autónomas y a fortalecer nuestras capacidades en vez de minarlas.
Crédito de la imagen: Giuseppe Palmisano