La información y la prensa vuelven a sufrir un duro golpe en Venezuela; en esta ocasión se trata del diario El Impulso, el más antiguo del país, que ha anunciado su cierre debido a los retrasos en la entrega de divisas por parte del Estado para que el sector importe papel e insumos. No es el primer periódico que ha declarado el cese de sus publicaciones, y, de hecho, ya suman una decena de diarios los que se han unido a esta medida en el último año, lo cual se presta como un dato más preocupante por el efecto dominó que conlleva.
Pero la situación que arrastra El Impulso no viene de nuevas, ya que lleva dos años al pie del cañón y luchando por imprimir sus páginas cada día; todo viene precedido de los problemas para adquirir papel, un insumo imprescindible para la circulación y cuyas divisas ya no quiere renovar Nicolás Maduro. Entonces, ¿qué ha hecho para sobrevivir todo este tiempo? Pues pedir préstamos -algunos periódicos de Colombia se ofrecieron para ayudarles- y reducir el número de páginas, concentrando y seleccionando así la información que imprimir. Pero el Gobierno no se lo ha puesto nada fácil, y no hablamos solo de los retrasos en la entrega de divisas, sino también porque ha anunciado la creación de un nuevo diario oficialista del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Los defensores de la libertad de expresión en este país sudamericano critican duramente esta falta de apoyos, ya que consideran que mantienen al pueblo desinformado. Además, cuestionan los apoyos al nuevo diario en pro del ejecutivo. Según datos oficiales, con este serán ya 11 los periódicos que hayan dejado de imprimirse en el último año, a los cuales hay que sumar 13 con problemas de circulación y 18 con riesgo de cerrar definitivamente. Además, esto tiene otras consecuencias como la pérdida de empleos, y todo por la falta de papel y de ayuda gubernamental.
Quizá el caso de El Impulso sea el más sonado de todos, porque se trata del periódico más antiguo de Venezuela. Este diario de la región de Lara lleva empapelando las calles de todo el país desde 1904, pero a partir del lunes ya no volverá a hacerlo, al menos temporalmente. Por ese motivo, se trata de una noticia triste, independientemente de la ideología de cada lector, por el duro varapalo que sufre la libertad de expresión y la libre circulación de información.
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