La Hora Del Día Que Nos Quitó Franco Y Que Está A Punto De Volver

Los diversos partidos políticos, con tantas diferencias ellos, parecen estar de acuerdo en algo: hay que retrasar la hora y tener la de países como Inglaterra o Portugal.

Los diversos partidos políticos, con tantas diferencias ellos, parecen estar de acuerdo en algo: hay que retrasar la hora y tener la de países como Inglaterra o Portugal, que es la que geográficamente le correspondería a España. De momento es una idea en el horizonte, pero tiene muchos números de tener éxito pronto, quizás en cuanto haya un nuevo Gobierno.

El cambio de hora en España tiene como objetivo principal adecuar el estilo de vida de nuestro país al del resto de Europa. Lo que se pretende con ello es que aprovechemos mejor el tiempo; entraríamos a la misma hora a trabajar, pero saldríamos antes, con horas por delante para aprovechar el día con los nuestros. Pinta bien, ¿no? Para muchos, entre los que me incluyo, lo mejor de esta propuesta es que ya no tendríamos que salir corriendo de la oficina para no perdernos el primer cuarto de hora de los partidos de Champions. ¡Un chollo!

Pero no, el posible cambio de horario tiene sus matices y su razón de ser, y la alegría que os había invadido en la primera parte de la idea ya no lo será tanto en la segunda. Si la propuesta tiene éxito, la hora de la comida se adelantaría a las 13:00, lo que supondría que la pausa del desayuno desaparecería. ¡Un momento! ¿Y mi cigarro de media mañana, qué? ¿Y el cafecito? Pero es que además, el tiempo para comer se reduciría, y ojo que ya volvemos a estar con el mismo problema de nicotina y cafeína, pues más que comer tendríamos que engullir, sin tiempo a nada más. Ahora pretenden que comamos en ¡45 minutos!  Se ve que en toda Europa lo hacen así. Normal que los alemanes sean unos tíos tan serios. Con tan poco tiempo, ¿dónde estarán esas risas, esa ronda de chistes, esas historias que nos explica el fantasma de turno? ¡Pero si en algunos bares las lentejas todavía arden después de ese tiempo!

Un capricho de Franco

Si acabamos retrasando la hora estaremos corrigiendo un error histórico, ya que estamos en un huso horario equivocado. Los que sepan de Geografía –y los que no recordad: ‘no te acostarás sin saber una cosa más’– sabéis que España debería regirse por el meridiano de Greenwich, una línea imaginaria que va del Polo Norte al Sur y que pasa por encima de nuestro país. Pero, como habréis adivinado, no es así. Spain is different.

¿A qué se debe? Pues a, quién sino, Francisco Franco. El Generalísimo, además de construir pantanos y eliminar a los que no pensaban como él, cambió la hora. En un guiño hacia su admirado Adolf Hitler, el Caudillo retrasó 60 minutos para ir de la mano de la Alemania nazi. España no fue el único país en hacerlo, ya que Reino Unido también adoptó la hora alemana para que coincidiera con los bombardeos. La isla más grande de Gran Bretaña volvió a la normalidad tras la guerra; nosotros no, y seguimos horariamente engañados desde 1940, cuando Franco tomó la decisión de retrasar el reloj.

Para los despistados, lo de retrasar y avanzar la hora un par de veces al año es otro tema. Para ahorrar energía dicen, y aprovechar las horas de sol que nos regalan los meses de verano. Eso ya viene de largo y se va a seguir haciendo, de ese trámite no nos libramos.

¿Y Por qué Canarias se quedó fuera de esta jugada pelota del Caudillo? Pues no se quedó fuera, porque lo de los canarios ya viene de antes y viven en una hora menos por su situación geográfica: meridiano de Greenwich -1. Franco se los llevó con ellos hacia la zona horaria alemana en vez de dejarlos en su zona y no está muy claro si se van a quedar en Greenwich con el resto de la península o, siguiendo la lógica de la división geográfica, seguirán teniendo una hora menos sea cual sea la hora de España.

Hasta ahora. Parece que, pase lo que pase en las elecciones del próximo 26 de junio, retrasaremos una hora nuestros relojes y, con ello, cambiaremos de hábitos. ¿A mejor o a peor? Eso es algo que hasta que no lo vivamos no lo sabremos. Con lo que nos reímos viendo a los guiris comiendo y cenando tan pronto, y ahora pretenden que seamos como ellos.