Ha ocurrido en Inglaterra y, al menos, ha servido para remover conciencias. El inspector de policía Jack Rowlands acudió a socorrer a una mujer que denunciaba sufrir maltrato doméstico, pero no esperaba encontrar una estampa tan perturbadora. Era una casa aparentemente normal, en un barrio tranquilo, pero tras la puerta se escondía un panorama aterrador: a lo largo de la escalera, hasta veinte cuchillos afilados flaqueaban todos los peldaños, salpicados además de notas en las que el agresor avisaba a su víctima de que la torturaría si osaba salir del edificio. Un compañero tomó una fotografía y el inspector decidió compartirla en su twitter:
"Unas semanas atrás, un colega mío fue a un asalto doméstico y encontró esto cuando entró. Hombre detenido y acusado. La vida salvada", escribió Rowlands. Inmediatamente, como afirma el inspector, la mujer fue liberada y el maltratador detenido y puesto a disposición judicial.
La conmoción fue instantánea. Cientos de personas se apresuraron a censurar la horrible situación que se esconde tras esta fotografía y a mostrar su preocupación por la cruda realidad que viven miles de mujeres en Reino Unido y en el mundo. "Esta foto es el reflejo de la horrible realidad del abuso doméstico y esperamos que aumente la conciencia de las barreras que enfrentan las supervivientes que quieren huir y responda a la pregunta de '¿Por qué no se va?' que muchos se hacen", declaró Polly Neate, directora ejecutiva de declaró Polly Neate.
Un final satisfactorio para una situación abominable. Y una invitación a mantener los ojos bien abiertos.