Sal de casa a la calle un martes a las 17 horas. Es probable que en ese momento de máxima ebullición, te encuentres a muchos niños y niñas saliendo del colegio. Obsérvalos: algunos irán a inglés, otros a fútbol, otros a baile, algunos al parque y unos pocos a sus casas a jugar con sus muñecos favoritos. O piensa en cómo fue tu propia infancia. Ahora imagina que esos niños y niñas llevan armas. Imagina que ese chavalito de 9 años en el que te has fijado, es obligado a coger un cuchillo para degollar a un enemigo del grupo armado en el que está metido. O esa niña de 12 años que charlaba en el colegio cercano a tu casa con las amigas despreocupadamente, imagina que ha sido violada por un militar, o varios, está embarazada, o no, y es enviada a autoinmolarse contra los enemigos de la facción armada que la tiene secuestrada. La comparación puede parecer sensacionalista, sin embargo, la diferencia entre la situación de unos críos y otros se antoja abismal.
Se calcula que en el mundo hay más de 10 países en los que los menores de edad son utilizados en la guerra. La ONU los cifra en 250.000 mientras que UNICEF, más pesimista o realista, cree que son 300.000. Sea como sea, aunque solo hubiese 10 niños obligados a matar, ya sería un escándalo. En este caso es un escándalo mayúsculo.
¿El papel de los niños en la guerra?

Hablar de niños soldado es un reduccionismo en toda regla. Los menores no solo disparan, sino que son una mina de oro para los intereses de los adultos que los utilizan. Las niñas son empleadas como esclavas sexuales y se cuantifica que representan el 40% de todos los menores que participan en la guerra.
También se utiliza a los niños como escudos humanos. Si el enemigo dispara contra ellos, sirven para hacer propaganda de lo terrible que es el otro bando. Si, en cambio, por humanidad el enemigo deja de disparar, es una oportunidad perfecta para atacar. Por ejemplo, en la guerra entre Irán e Irak del siglo pasado, el primero de los países fue acusado de reclutar a niños para que corrieran delante de sus soldados en el frente. De este modo se hacían estallar las minas que el enemigo había puesto.
¿Por qué acaban los niños en la guerra?

Si vuelves a tu tierna infancia podrás responder mejor a la pregunta. ¿Qué hubiese hecho que dejaras tus juguetes y tus amigos para irte con unos hombres que no conoces a matar gente?
La venganza. Si con 10 años hubieses visto que una gente ha matado a tu padre, tu madre y tus hermanos, y de repente llegasen unos señores que dicen que ellos saben dónde están los que han cometido ese crimen ¿te unirías a ellos?
El hambre y la pobreza. Si no tuvieses nada que comer y tu pueblo fuera asediado cada mes por la guerrilla y por el ejército, quizás empezarías a ver como una salida y tu familia también enrolarte a uno de esos grupos armados. No pasarías hambre y no tendrías que sufrir por tu seguridad porque, de víctima, pasarías a verdugo.
El puro secuestro. Un niño de 10 años pesa en torno a 35 kilos. Si a su pueblo o ciudad llegan unos tipos cuyo peso ronda los 80 kilos y que encima llevan armas, no tiene nada que hacer para evitar que lo secuestren y lo obliguen a tomar un fusil, a violar a mujeres y a drogarse.
¿Qué ocurre con ellos después?
Algunos de los menores que acaban siendo usados como armas de guerra, cuando los conflictos terminan, consiguen salir de su rol de soldados. Ya crecidos, el daño es casi irreparable.
Además de las secuelas físicas sufridas por culpa de la propia batalla, las torturas y los abusos, están los traumas psicológicos. Muchos de los niños soldados son iniciados matando a sus propios padres. Para las niñas, a estos tormento se añaden el de las violaciones y los embarazos no deseados. Lo peor puede suceder cuando vuelven a casa, y ellas y sus bebes son repudiados por la familia.
A todo esto hay que sumarle que muchos de los ex niños soldados son drogodependientes y nunca han ido a la escuela por lo cual la reinserción es de lo más complicada.
Mapa de algunos países donde los niños van a la guerra
No es fácil saber dónde hay niños soldados. Los gobiernos de algunos de lo siguientes países lo esconden. Es casi imposible saber con exactitud en qué guerras estarán siendo utilizados y cuál es su papel.