Los ves en el metro, en el curro, en la playa y en los parques. Son esa peña que se pasa el día con la cabeza metida en un libro y sudan de tu cara. Esos que parecen los seres más sociales y rancios del universo en cuanto se les pone un buen libro entre manos. Los mismos que te ignoran para adentrarse en su mundo particular de fantasía, crímenes sin resolver o amores imposibles. Pero, ¿realmente son tan rancios como parecen o simplemente son gente a la que le gusta leer y que no les rayen?
Según un estudio de la Kingston University de Londres, las personas que leen regularmente libros son más agradables y empáticas que aquellos que se limitan a mirar la tele. En concreto, los investigadores entrevistaron a 123 voluntarios sobre sus preferencias en cuanto a libros, programas televisivos y videojuegos. Además, averiguaron los géneros literarios que más les motivaban. Una vez tenían todas sus preferencias las relacionaron con sus perfiles psicológicos y sus habilidades sociales.
“El estudio confirmó que la exposición a los relatos de ficción implicaba un mayor rango de habilidades empáticas”, declaró la directora del estudio, Rose Turner, durante la conferencia de la British Psychological Society la semana pasada. Por tanto, aquellas personas que se atiborraban de Isaac Asimov, H. G. Wells o Mary Shelley tenían más posibilidad de ser majetes que aquellos que leían otros géneros o directamente no tocaban los libros ni con un palo.
“Engancharse con la prosa de la ficción o la comedia podría ser la clave para aumentar las habilidades sociales”, añadió la científica quien subrayó que las personas acostumbradas a observar mundos completamente diferentes como lector también tendrían más facilidad a la hora de entender los puntos de vista de los demás. Algo así como comprender las mentalidades de los personajes de una novela ya sean el héroe, el villano o un simple personaje de dos líneas en la historia.
Por tanto, la próxima vez que veas alguien cómodamente sentado/a con su libro y una café en la mano no es que sea antisocial, raruna o rancia. Simplemente se encuentra absorto/a en un mundo en el que cada personaje podría estar identificándose con alguien que conoce o conocerá. Y, si no te lo crees, ya verás como si preguntas qué está leyendo la persona más maja de tu entorno más de uno/a te dirá que alguna novelilla de ficción. Tatúatelo en la frente: leer te mejora como persona.