Las Gafas De Sol Que Ponen Música En Tu Cerebro Y Otros Accesorios Que Parecen De Ciencia Ficción

Jason Yang es el CEO de Zungle y un enamorado de los deportes acuáticos. Estaba cansado de tener que utilizar auriculares mientras disfrutaba de su pasión, el esquí acuático, y decidió acabar con los cables.

Tal vez, en 2016, hayamos perdido la capacidad de sorpresa con los avances de la tecnología, pero de vez en cuando nos topamos con algún invento que consigue dejarnos boquiabiertos. ¿Qué tal unas gafas de sol resistentes al agua que reproducen música sin necesidad de usar auriculares, utilizando la tecnología de conducción ósea, es decir, haciendo que nos llegue el sonido a través del mismo cráneo? No es el futuro, esas gafas existen. Se llaman Zungle y van a estar disponibles en Navidad. ¿Por 100.000 dólares? No, por 150 euretes.

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Jason Yang es el CEO de Zungle y un enamorado de los deportes acuáticos. Estaba cansado de tener que utilizar auriculares mientras disfrutaba de su pasión, el esquí acuático, y decidió acabar con los cables. Investigando, vio en la conducción ósea la mejor herramienta: la música se envía por bluetooth a las gafas y ese sonido nos llega a través de vibraciones directamente a los huesos de cráneo, en contacto con las patillas de las gafas, sin tener que pasar por los tímpanos. También se pueden realizar llamadas telefónicas y manejar cualquier dispositivo, como el smartphone, directamente desde las gafas. El futuro.

Todo empezó como comienzan las grandes cosas, con una buena idea y una campaña de crowdfunding que aspiraba a alcanzar los 50.000 dólares. ¿Resultado final? 1,9 millones, una de las 100 mejores propuestas en Kickstarter de todos los tiempos. Pero Zungle no es el primer proyecto que quiere facilitarnos la vida convirtiéndonos en personajes de una película de ciencia ficción. Google y Levi’s colaboran en el desarrollo de la primera chaqueta inteligente, la Kickstarter, una prenda aparentemente normal pero con la que podremos manejar el teléfono móvil sin necesidad de sacarlo del bolsillo. En su puño izquierdo, una smart tag etiqueta inteligente nos permite cambiar de canción, programar el GPS al estilo de Siri o contestar una llamada.

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Y, ¿qué hay de las lentillas? Porque ya no sirven únicamente para corregir los problemas de visión. Sony ya tiene la patente para fabricar unas que permitirán realizar fotografías con, simplemente, parpadear, pudiendo incluso ampliar o reducir el zoom moviendo los ojos. Otro proyecto de Samsung pretende que podamos enviar información desde nuestros ojos al smartphone y qué decir de otros ingenios en los que se sigue trabajando y que buscan medir la glucosa y tener controlados otros parámetros relacionados con la salud, aunque para estas quede todavía camino por recorrer.

Parece que lo de menos es que algún dispositivo registre nuestros pasos, como el Withings Pulse o el Withings Pulse, ambos pensados contabilizar distancias recorridas, calorías quemadas, capacidad física o controlar los ciclos del sueño. Ahora, cabe preguntarse: ¿qué será lo próximo? ¿Un microchip en el cerebro con el que reproducir vídeos, al estilo Futurama? ¿Un juego de sábanas con reproductor de música y sensor de calor? Puede que, incluso, estas dos ideas ya sean una realidad. Habrá que ver, dentro de unos años, los inventos con los que nuestros nietos conviven para nuestro estupor máximo.