Alguna vez ya hemos comentado las bondades de que los jóvenes vayamos iniciándonos en el mundo de las finanzas y la inversión, no solo por la importancia e interés que tiene, sino por la utilidad real que tendrá en varias etapas de nuestra vida.
Si nos fijamos, todos los bancos y entidades financieras ofrecen productos dedicados y ajustados a los jóvenes, en una clara estrategia por hacerse con el control de este sector en auge, con necesidad de ser captado desde la juventud y estableciéndose así una unión duradera y de confianza desde el principio.
Hace unos años, los anuncios de tabaco hoy prohibidos iban enfocados a los niños-jóvenes, ya que era una forma segura de captar mercado y asegurarse la continuidad. Pues de la misma forma, aunque bastante más alejado de los perjuicios de productos así, los bancos tratan de copar todas las etapas, desde una cuenta ahorro infantil, hasta dividir tasa con la universidad, gestión de becas y demás. Pero existe un producto que ha crecido como la espuma sobre todo a partir de la Crisis, por su rentabilidad y seguridad, como son los fondos de inversión.
Un fondo de inversión es lo que se considera una institución de inversión colectiva, en la que un gran número de personas aportan y depositan invierten dinero a través de unas participaciones son como acciones del propio fondo de inversión, por las cuales pueden obtener una rentabilidad directa beneficios y más comúnmente rentabilidad indirecta, que es la revalorización de la propia participación.
Para la gestión del fondo, existe una entidad gestora que administra el dinero y decide cómo, dónde y cuánto invertir. Suelen ser gestoras de bancos o independientes pero con apoyo de estos, ya que por el volumen que manejan necesitan depositar el dinero en alguna entidad solvente.
Existen multitud de fondos, dependiendo de nuestro perfil de riesgo y de las divisiones a las que se dedica. Así, por ejemplo, podemos encontrar fondos garantizados, que nos aseguran al menos el retorno de nuestra inversión no perdemos nunca; fondos monetarios, dedicados a la inversión y gestión de divisas; fondos de renta fija, sobre todo en deuda pública y empréstitos; de renta variable o mixta, en función de la cuantía dedicada; fondos de gestión pasiva, asignada a un índice bursátil o bolsa en general; o fondos globales, que no encajan exactamente en los anteriores.
La importancia de este tipo de productos en los jóvenes deriva de la necesidad de ir ahorrando y asegurando, además de sacar tajada, nuestro dinero, ya sea para el estudio, para el acceso a una viviendo o incluso para una jubilación no tan asegurada para los actuales mileniales. Por eso es importante destinar nuestro ahorro hacia productos que, si bien sean seguros, puedan aportarnos valor. Actualmente, los fondos son los únicos productos más o menos seguros y al alcance que permiten dar una rentabilidad digna, por lo que debemos priorizarlos a la hora de elegir qué hacer con nuestro dinero.
Aunque en algunos fondos se exige la aportación mínima de capital, en la mayoría son bastante asequibles, y puedes conocer día a día la actividad y las inversiones que la gestora va realizando, la rentabilidad obtenida y los productos, empresas u otros fondos es posible invertir en otros fondos también en los que ha fijado nuestro dinero.