El inicio de un gran fracaso para tu empresa es la actitud de su director ejecutivo y de sus empleados. En el director ejecutivo CEO los empleados siempre esperan encontrar más que un jefe, un líder, alguien que los lleve directamente a las peores batallas y tenga las ganas de salir adelante. Alguien que explote sus potenciales, que los anime a seguir sus pasos.
Los días en que una empresa empieza a sufrir son aquellos en los que el CEO muestra una actitud defensiva, una actitud de derrota. Aquella donde cree que todo va a fracasar. Esta actitud empieza en el cansancio, en exigirse de más. Es muy común en startups, donde no se dispone un presupuesto amplio para tener muchos empleados, y todo el trabajo se hace con 2 o 3 personas máximo. Sin embargo, estas actitudes pueden destruir tu empresa desde los cimientos.
Actitudes como: "no tengo tiempo para ser creativo", "no tengo tiempo para pensarlo más", "necesito que hagas esto; bueno, no, olvídalo, mejor lo hago yo". Desde la desconfianza en sus compañeros, desde creer que para que una empresa sea exitosa debe encargarse de todo la misma persona que la fundó, hasta la idea de no poder tomar descansos porque necesitan acabar ya.
Debéis daros cuenta, la actitud que os destruirá es aquella que empieza desde el fondo del ser. Aquella actitud que no os deja ser creativos en vuestro trabajo, que no os deja saltaros las reglas y seguir un lineamiento fijo.
Steve Jobs lo decía: "Mantente hambriento, mantente alocado".
Para llegar a la cumbre de un éxito abrumador debemos aprender a tomar el tiempo y la confianza en lo que hacemos y en nuestro personal. Buscar el tiempo para nuestra creatividad, tener los descansos necesarios entre jornada y jornada, tener una actitud positiva aunque la marea esté hasta el cuello y siempre, siempre buscar el tiempo necesario para darle un giro a las reglas, romperlas, destruir ese modelo y hacer desde sus cenizas uno mejor.
Créditos de la imagen: Philippe Lewicki