Muchos lo confunden con vandalismo, pero no lo es. Es lo que se llama 'artivismo', una unión entre el artivismo. Una manera provocativa y hasta bestia de protestar, pero también más creativa, para forzar a la política a escuchar a sus ciudadanos y cambiar. Pero pueden ser actos tan transgresores y en países con tanta represión, que alguno de estos artivistas lo pagan con la cárcel.
Este tipo de expresión artística nació con las primeras protestas contra la globalización y cuando los conflictos armados empezaban a proliferar. Y no solo consiste en protesta política, también nos llama a socializarnos para crear realidades distintas a las predominantes, que no se basen únicamente en lo que nos inculca la publicidad.
Pussy Riot en Rusia

Son un claro ejemplo y uno de los más conocidos. Colarse en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú en 2012 y reventar el acto religioso cantando punk para protestar contra Putin les costó a las integrantes de este grupo de activistas punk feministas una buena temporada en la cárcel. Su acción fue un paso más allá de las reivindicaciones sociales que se habían hecho a través del arte antes. Su acción atrajo la atención de los medios internacionales y puso de manifiesto el maniqueísmo parte del sistema judicial ruso.
Marina Abramović en Serbia

En sus inicios como artista, en los 70, cuando no era tan famosa como ahora, quemó una estrella de madera en las calles de Belgrado. Cortó su pelo y sus uñas y los fue tirando en la estrella y finalmente se metió en ella en el espacio del medio hasta que cayó desmayada por la falta de oxígeno. Una crítica al comunismo por la estrella, pero también una reflexión sobre los límites físicos.
Dan Perjovschi en Rumanía

Sus dibujos se han utilizado en manifestaciones en todo el mundo. Son fáciles e irónicos y tuvieron mucha importancia en las protestas de 2013 en Rumanía contra un proyecto minero de una compañía canadiense que podía acabar destruyendo parte de las montañas del país.
Tamara Moyzes en Eslovaquia
Esta artivista tiene ya una larga trayectoria. Una de sus acciones más polémicas fue cuando se coló en una rueda de prensa en Palestina con Yasir Arafat que se realizaba después de una conferencia internacional de paz. El objetivo era reivindicar "toda la sangre vertida por un mito".