Edward Mordake: el hombre con dos caras que convivía con el 'demonio'

La leyenda de Edward Mondake es un clásico del misterio pero nadie sabe si fue la invención de un escritor o realmente existió su caso.

Si hay una leyenda de la época victoriana que resulta tan perturbadora como incierta es la de Edward Mordake o Mondrake. Este joven de ascendencia británica y al que incluso se le suponía heredero de un título nobiliario, tenía el dudoso honor de haber sido citado por el escritor de ficción, Charles Lotin Hildreth, en un artículo para el diario Boston Post de 1895. ¿Su mérito? Sufrir una enfermedad que había provocado que un monstruoso rostro en miniatura surgiera de la parte trasera de su cabeza. Según Hildreth, que basaba su información en antiguos informes de la Royal Scientific Society, este individuo se acabó suicidando a los 23 años debido a que la extraña cara le habría susurrado palabras directamente “surgidas del infierno”.

Pero vayamos a lo que publicó un año más tarde y basándose en los relatos de Hildreth la enciclopedia médica de 1896 Anomalies and Curiosities of Medicine Anomalías y curiosidades de la medicina. Al parecer, la aparición del rostro se debía a un caso especialmente grave de disprosopia, una separación no completa o fusión de dos embriones. El rostro deforme no tenía la capacidad de hablar pero sí que aparentaba tener una inteligencia maligna y era capaz de perseguir a las personas con la mirada, llorar, mover los labios sin emitir sonidos como si estuviera maldiciendo o reír de forma autónoma, especialmente si Mordake cometía algún error. Es más, el propio Mordake le calificaba de su “gemelo diablo” y le acusaba de susurrarle horribles historias cada noche para perturbar su descanso.

“Nunca duerme, pero me habla para siempre de esas cosas que solo hablan en el Infierno. Ninguna imaginación puede concebir las espantosas tentaciones que pone delante de mí. Por alguna maldad no perdonada de mis antepasados, estoy unido a este demonio, para ser un demonio, sin duda. Le suplico y le ruego que lo aplaste fuera de la apariencia humana, incluso si muero por eso”, habría descrito Mordake a los médicos que lo trataron. A pesar de los esfuerzos por llevar una vida normal, el joven cometió suicidio envenándose a los 23 años, aunque la leyenda urbana afirma que se ahorcó en un balcón. En cualquier caso, parece que dejó claro que lo hacía para que ese demonio adherido a su cráneo no continuara atormentándolo e, incluso, solicitó que se le arrancara de su cabeza o se le deformara antes de enterrarlo. 

No se sabe si su caso fue real o una invención, pero el relato pone los pelos de punta y se ha convertido en una de las historias sobre horrores médicos y posesión demoniaca más conocida de internet.