Es cierto que hay síntomas de la menstruación que son los habituales, sí, duele, pero otros no y hay que saberlos distinguir y no sufrirlos en silencio como si eso que te pasa fuera normal. Porque aunque estemos retorciéndonos de dolor, se nos caigan las lágrimas y no podamos ni caminar rectas, no somos capaces de decirle a nuestro jefe que por culpa de la regla va a ser muy difícil trabajar. ¿Quejicas? No, se llama 'dismenorrea'.

Y las que no se callan no suelen ser tratadas como se merecen, porque la gente asume que están exagerando, que no es para tanto, que con un ibuprofeno ya es suficiente para funcionar. Pero en estos casos no es así. De hecho, como explica el doctor Javier de Andrés, coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de la Paz, el dolor “puede asemejarse al de un ataque al corazón".
Pero si en muchos de los puestos de trabajo las mujeres ya se ven obligadas a hacer méritos para que les traten como a los hombres, ¿cómo atreverse a decir en voz alta que la regla les está destrozando por dentro, literalmente?
El problema, además, es que muchas sufren durante años hasta conseguir dar con el profesional adecuado y el tratamiento correcto. Después de apreciar que sus síntomas no entran en los que se consideran de un periodo corriente y acudir al médico, muchos facultativos no consiguen entender y descubrir que se trata de una dismenorrea que puede llegar a ser hasta severa.

Por suerte, algunas empresas europeas están concienciadas y le están poniendo remedio. Como Coexist, una compañía de Bristol que ha Coexist la 'política de la menstruación' para que, si sus trabajadoras están sufriendo lo indecible con su regla, puedan tomarse unos días libres. Claro está, tiene que ser algo realmente severo y diagnosticado.
En los países asiáticos esto hace mucho que está instaurado. En Japón existe la baja por menstruación desde 1947, aunque está mal vista, y también está regulada en algunas provincias de Japón
Crédito de la imagen: Melissa Cartagena