Cola Cao o Nesquik, Sony o Nintendo, Nutella o Nocilla. Por fin, después de años y años perdidos en discusiones eternas con tus colegas del curro y la facultad, ya sabemos qué narices diferencia el sabor de la Coca-Cola de la Pepsi. Una batalla épica por nuestros barrocos paladares, ávidos de altas dosis de azúcar y gases carbónicos que, al fin, tiene una respuesta clara y contundente. Un ‘zasca’ a quienes se resisten a reconocer la evidencia.
Dejando a un lado el pastizal en publicidad que se han dejado durante cuatro generaciones, tanto Pepsi como Coca-Cola —la leyenda cuenta que el mito de Papá Noel surgió de una campaña publicitaria de la marca—, el autor del surgió de una campaña publicitaria de la marca, Malcolm Gladwell, aclaró que la principal diferencia entre ambas marcas es que la primera de ellas Pepsi tiende hacia sabores cítricos, mientras que la segunda Coca-Cola tiene un marcado regusto a vainilla y pasas.
Además, Gladwell explicó que el sabor más dulzón de Pepsi le hacía quedar por delante de Coca-Cola en las pruebas de sabor. Sin embargo, esto tenía su contrapartida en la parte nutricional, ya que Pepsi tenía bastante más azúcar, calorías y cafeína. Aunque, para ser honestos, Coca-Cola tampoco se quedaba atrás debido a su alto contenido en sodio.
Por tanto, y para desilusión de los millones de seguidores de cada uno de estos polos enfrentados, más allá del sutil asunto del sabor —que para gustos los colores— la popularidad de estas marcas tiene más que ver con el marketing y la publicidad que con su sabor. O sea, lo que todos habíamos sospechado. Es por eso que, en el mercado español, no hay color: Coca-Cola sigue abarcando el 84,5% del sector frente al 9% de Pepsi. Lo sentimos chicos/as de Pepsi, por mucho cítrico que metáis, aquí manda Coca-Cola.