La Desilusión De Los Smartwatches: ¿Cuál Es Su Utilidad?

Al igual que otras tecnologías análogas, como las tablets, smartphones o PC táctiles, los relojes inteligentes o smartwatches han salido al mercado a conquistar a aquellos tecnoadictos

Al igual que otras tecnologías análogas, como las tablets, smartphones o PC táctiles, los relojes inteligentes o smartwatches han salido al mercado a conquistar a aquellos tecnoadictos que ven en esta modalidad una mejora en las prestaciones de los aparatos anteriormente nombrados. Si bien estos productos no han tenido todo el éxito que se esperaba, una segunda generación de relojes está saliendo al mercado, con la incorporación de nuevas prestaciones y aplicaciones, y donde las principales marcas, una vez más, son Samsung y Apple, aunque seguidas de cerca por Sony y Pebble.

A pesar de ser atractivos para el consumidor, los smartwatches cuentan con un mayor impacto mediático que real. Las principales marcas han invertido bastantes millones tanto en incrementar las prestaciones como, sobre todo, en marketing, sin que ello haya repercutido en las ventas. Incluso los expertos en tecnologías y la industria relojera no ven una expansión de este tipo de productos, que quedará para un número corto de consumidores. ¿Las razones? Realmente no se trata de un producto práctico y que ayude en el día a día, como sí podría ser una tablet o Smartphone, sino que los relojes tienen funciones de corto alcance y ya suplidas por estos aparatos.

Aunque hay bastante expectación e incógnitas sobre el futuro de este mercado, algunas compañías como Microsoft están pensando en volver a intentarlo, ya que aunque no le ven rendimiento, sí que no pueden dejar que sus principales competidores Samsung, Apple y Google por un lado, y Sony y otras marcas por otro se hagan con este mercado objetivo, aun con una reducida cuota, como ya le ocurrió con los sistemas operativos en los dispositivos móviles con Android e iOS a la cabeza.

Además de no ser práctico, las cualidades físicas y digitales de estos relojes distan mucho de las necesidad de los consumidores, ya que no se suelen adaptar con facilidad a la muñeca del ser humano, la pantalla de apenas una o dos pulgadas es incómoda a la vista y las aplicaciones están limitadas por el espacio. Lo más importante que podemos hacer desde un reloj inteligente es enviar y recibir llamadas, consultar el correo y redes sociales o mensajería instantánea, funciones que ya están cubiertas por nuestro teléfono móvil. No suelen ser elegantes y portables y, lo más importante de todo, tienen el mismo handicap que otros productos similares: la batería. Pasar de un reloj en el que la pila puede durar años a un reloj que hay que estar constantemente cargando limita mucho la autonomía no solo del reloj inteligente, sino de la propia persona.

El futuro de estos relojes irá parejo a la utilidad que puedan presentar a los consumidores y a la funcionalidad que presenten conjuntamente con otros servicios. Por ejemplo, marcas como BMW o Mercedes-Benz han visto en estos relojes una oportunidad para incorporar sus servicios en los automóviles, desde controlar la temperatura, servir como GPS o incluso aparcar el coche desde nuestro reloj. Otras funcionalidades futuras en las que estos relojes podrían tener éxito son la médica y la doméstica, donde los smartwatches pudieran tener información médica adecuada y actualizada sobre el estado de un paciente con algunas dolencias; y en el ámbito doméstico con el control a distancia de algunas funciones de nuestras casas, como activar la temperatura, control de humedad, cierre de ventanas y puertas, control de seguridad

Lo dicho, estos relojes no cuentan actualmente con una motivación real para ser adquiridos, y su futuro se deberá en buena parte a que puedan ser realmente útiles en el día a día de las personas, y no destinarse únicamente a ser un mero sustitutivo de los móviles o tablets.

 

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