Hace un tiempo descubrieron en la ciudad maya de Toniná, en Chiapas, la pirámide más colosal del Imperio Maya, incluso más grande que la emblemática Pirámide del Sol, de Teotihuacan. El monumento, de 75 metros de altura, representa el espacio en la Tierra, y sus 208 escalones simbolizan el calendario. Una pirámide que lleva 1.700 años en pie y está revelando secretos impresionantes.
Durante cuatro siglos, los exploradores calificaron la zona arqueológica de Toniná como una ciudad secundaria. Pero hace unos cinco años, el Instituto Nacional de Antropología e Historia adquirió nuevos terrenos donde investigar y restaurar, y los investigadores descubrieron que Toniná era mucho más extensa de lo que creían, y que, incluso, debajo de la maleza se encontraba la pirámide maya más grande de México.
Los secretos de Toniná
Conforme las investigaciones avanzan, cada vez aparece más información sobre Toniná. Por ejemplo, hace apenas unos meses se encontró un sarcófago de piedra con objetos de cerámica y restos óseos de los años 840-900. Aparte de esculturas de grandes dimensiones de sorprendente realismo artístico, también se ha encontrado un muro con texto glífico de 12 metros de ancho por 4 metros de alto elaborado hace más de diez siglos. El muro, rico en detalles, muestra la leyenda de los soles cosmogónicos y la llegada del inframundo a la Tierra.
Pero al contrario que el resto de los mayas, los de Toniná eran un pueblo guerrero, con un pasado bélico temible, que alcanzó su esplendor entre los años 800 y 900, cuando muchas de las ciudades vecinas ya estaban en decadencia. Según dicen, los mayas de Toniná vieron en la sangre humana el elemento que alimentaba el universo, y entendieron la guerra como la oportunidad de obtenerla. Así que capturaban prisioneros y los llevaban a la ciudad, donde eran decapitados en medio de fastuosos ritos, ya que creían que la sangre divina de los otros gobernantes era la energía que movía todo en el mundo.
Esta ciudad también brinda datos muy importantes sobre el fin de la cultura maya; de hecho, el lingüista César Corzo tradujo la palabra Toniná como donde oscurece o casa del poniente, por lo que se cree que esta podría ser la última capital del Imperio Maya. Veremos qué nuevos secretos desvelan los mayas en pleno siglo XXI.