Seguramente, cuando tenemos la veintena de años, en lo que menos podemos pensar es en crearnos nuestro propio negocio, ya que aunque cada vez más todos los agentes de nuestro entorno tratan de incentivar el emprendimiento entre los jóvenes, lo cierto es que las condiciones son difíciles. Solemos pensar como mucho en formarnos y trabajar, pero no en crear nuestro proyecto.
Bien, pues las cosas están cambiando, lenta y sigilosamente, pero cambiando. Desde las diversas administraciones públicas, entidades financieras y demás agentes sociales se están introduciendo asignaturas, cursos, másteres y programas de conocimiento destinados a descubrir e incentivar el espíritu emprendedor en los jóvenes. Pero realmente, ¿por qué debemos pensar que crear una empresa siendo veinteañeros?
Todo lo importante que debes aprender lo aprenderás y lo harás por ti mismo. Actualmente existe una amplia carta de estudios reglados dirigidos a enseñar cómo crear una empresa o cómo gestionarla. ¿Estamos locos? Todo eso es pura teoría, de la vida aprendemos lo que nosotros mismos practicamos, por lo que constituir, gestionar y sacar a flote una empresa es un reto de vida, no un curso que se pueda hacer en cualquier parte.
Richard Branson diría que “la gente exitosa empieza antes de sentirse preparada”, y fue justamente eso lo que hizo Luis Iván Cuende, que con tan solo 18 años abandonó sus estudios y se puso a fundar empresas relacionadas con Internet. ¿Por hobby? No… o sí. Es muy crítico con el sistema educativo español, así que se puso a trabajar en lo que más le gustaba: sus proyectos. Ha tenido éxito y piensa que es una forma de madurar.
Otra buena razón para iniciarte en el emprendimiento cuanto antes es la cuestión sobre llegar primero e innovar. Es posible que mientras estés estudiando casos de éxito de jóvenes, estés perdiendo el tiempo en lugar de convertirte en uno de ellos. Jorge Dobón 22 años pensó así, y aunque inicialmente nadie creyó en él, dejó a un lado sus estudios de LADE y se centró en aplicar los conocimientos.
En lugar de estudiar a jóvenes exitosos, se convirtió en uno de ellos, y gracias a su web de productos gourmet consiguió facturar 100.000 € en su primer año. Aprendió a conseguir contactos empresariales y a establecer una estrategia de negocio, tal y como le habían dicho, y distribuye productos de alto valor de las principales empresas alimentarias. Aprendió a utilizar sus conocimientos y labrarse un futuro, que quizás, más tarde sería cuasi imposible de hacer.
Las ganas, el ímpetu, la frescura, innovación en ideas y poca experiencia son las razones principales por las que los jóvenes debemos empezar cuanto antes nuestra experiencia emprendedora. Javier Martínez Pardo lo tuvo claro y a sus 19 años creó una empresa de marketing y publicidad, con la que da trabajo a 15 personas de entre 20 y 30 años.
Su éxito se debe a que son muy jóvenes, aunque preparados, y que no vienen quemados de trabajos anteriores y que han creado un proyecto sobre lo que les gusta artes, diseños, estableciendo desde hace años contactos con el mundo artístico.
Son algunos ejemplos de cómo unos ninis como se consideraban a estos chavales pudieron darnos varias lecciones: que son productivos, que son unos genios y que si se quiere se puede. Además de dar más de una lección a algún que otro empresaurio.