Acompaña, motiva, inspira, entretiene, anima. El poder de la música es increíble. El ritmo mece tu cerebro. Te ayuda a concentrarte, a abstraerte y, por eso, muchos no entienden una jornada laboral frente al ordenador sin tener los auriculares en las orejas. Pero no todas las canciones sirven para lo mismo. No hay dos iguales, de la misma manera que no hay una tarea igual que la otra. Por eso hay que saber elegir bien la playlist que escuchamos cuando nos ponemos a currar. Saber en qué debemos fijarnos para que la música no se convierta en una distracción y nos sirva de verdad para exprimir su capacidad inspiradora. Aquí están las claves, fruto del análisis neurocientífico, para elegir qué música escuchar y cuándo. Porque lo mismo, según tu curro, es mejor que escuches a Mozart en lugar de a Shakira.
¿Oficina ruidosa? Música a tope
Que tampoco te sangren los oídos, pero casi. Cuando trabajamos en una oficina con mucho ruido ambiental, nuestro cerebro cae en un estrés inconsciente derivado de querer procesarlo todo. El permanecer atento a todo lo que ocurre alrededor, conlleva que nuestra mente reparta su foco entre infinidad de factores que no hacen sino restar concentración a lo verdaderamente importante: tu curro. Por eso, el hecho de tener a nuestro cerebro ocupado únicamente en dos estímulos, la música y el trabajo, congela el efecto de muchas otras distracciones, como el incesante murmullo de fondo, el ruidazo atroz de las fotocopiadoras y demás soniquetes innecesarios.
¿Trabajo en equipo? Música que te flipe
El neurocientífico Jamshed Bharucha, presidente de la Jamshed Bharucha asociación americana para el estudio de la ciencia y el arte, asegura que la música nos ayuda a desarrollar una identidad de grupo y nos predispone a trabajar en equipo. Por eso, si tu trabajo implica dinámicas de grupo, interacción con otros departamentos o te obliga a trabajar codo con codo con otras personas, será mejor que tengas a mano tus canciones favoritas. Escucharlas te ayudará a aportar lo mejor de ti y a no querer matar al de al lado.
¿Trabajo repetitivo? Música animada
Porque está demostrado que las personas que trabajan en cadenas de montaje o que tienen tareas monótonas trabajan mejor con un ritmo activo y rápido en sus oídos. Escuchar música que nos gusta provoca que nuestro cerebro libere neurotransmisores como la dopamina que nos hacen sentir mejor y nos alejan del estrés o la alienación. Y todo eso se traduce en un trabajo más cómodo, en una mayor concentración e, incluso, en un estado de ánimo más positivo. Es algo así como cuando, en casa, te pones música para limpiar. ¿No lo haces? Es mucho más entretenido…
¿Trabajo novedoso? Mejor no escuchar nada
Porque bastante tienes con aprender lo que te están enseñando y estar atento para que no se te escape nada ni quede ningún fleco suelto como para sobrecargar al cerebro con la tarea de procesar otros estímulos. Cuando abordamos nuevos trabajos, todos nuestros sentidos deben estar concentrados en absorber los nuevos mecanismos para que nuestra mente los asuma y procese, por eso es mejor esperar a tenerlos bien sabidos para comenzar a acompañarlos con canciones de fondo.
¿Mejor música desconocida o playlist personal?
Lo segundo, a menos que nuestro trabajo sea repetitivo. Ocurre lo mismo que con el ruido ambiental: cuantas menos tareas le demos al cerebro, mejor, por eso es preferible apostar por canciones que sean de nuestro agrado pero que ya conozcamos. El hecho de descubrir nuevos ritmos, nuevas letras y nuevos estribillos hace que la mente se desdoble y dedique atención a ese estímulo adicional que terminará, seguro, distrayéndonos de nuestras tareas.

La música disminuye nuestros niveles de ansiedad, nos convierte en personas más optimistas y nos ayuda a concentrarnos siempre que esté bien elegida, según estudios como el que hace un tiempo llevaron a cabo en la Universidad de Florida. Y es más: otro estudio publicado en la llevaron a cabo en la Universidad de Florida reveló que los cirujanos que operan con su música favorita de fondo trabajan con mucha mayor precisión. Sí, los beneficios están claros, pero también habrá que tener en cuenta que debe ser una herramienta de ayuda y no algo que nos ponga piedras en el camino. Para eso, ya estará nuestro quizás horrible jefe, al que en caso de emergencia podremos ignorar calzándonos nuestros auriculares.