Habremos oído miles de veces acerca de las relaciones entre belleza y éxito, altura y mejor empleo o atractivo y política, pero más allá de superficialismos también están aquellas acciones y personalidades que embaucan. Un ejemplo de ello es la risa, ser gracioso, salao, que dirían en el sur.
Reír, y la subyacente sonrisa, es una de las más poderosas armas que tenemos las personas. Al fin y al cabo, el éxito depende de las relaciones, conexiones y contactos que tenemos y la calidad de cada uno de estos.
Si nos ponemos a pensar, todos tenemos algún amigo, compañero o conocido que es bastante gracioso -ojo, no un payaso-, que el humor es la base de su vida y las cosas le van relativamente bien en cuanto a relaciones sociales, empleo o éxito en general.
No se trata de establecer castillos en el aire y teorías vacías, pero es bien cierto que existe una relación y ya hay actualmente estudios serios analizando esta conexión entre que alguien sea gracioso y esté bien visto socialmente. Si nos atenemos a diversas publicaciones, tener un mejor humor y reír con mayor facilidad es signo claro de inteligencia y de capacidad, de ahí que generalmente a estas personas se les tenga más estima o alta valoración.
Además de lo anterior, son esta clase de personas, llamémoslas graciosas, a las que solemos darle más confianza y responsabilidad. ¿La razón? La risa y el humor son mecanismos instintivos de adaptación que ayudan a las personas a lidiar con las desilusiones y las luchas de la vida, por lo que estas personas tienden a crear climas de confianza y tranquilidad sobre sí mismas y, sobre todo, en los demás, orientando los equipos hacia sistemas menos formales, más flexibles y en los que el propio gracioso suele ser visto como líder.
Por si fuera poco, la alegría y reír genera serotonina, mejorando la capacidad mental de las personas y la estabilidad emocional, requisito imprescindible para poder medrar laboral y socialmente.
Todos estos datos se derivan de estudios como la encuesta del centro Robert Half Internacional, de análisis social y laboral. En la última edición se constató que los propios directivos el 91% veían el humor y la risa como un elemento vital para la promoción profesional.
Por los motivos anteriormente mencionados es por lo que los headhunters cazatalentos suelen contar cada vez más entre sus criterios con la psicología y la estructura mental de las personales a las que estudian, ya que son sabedores de qué deriva la idiosincrasia, el humor, la capacidad de relacionarse y cómo lo hacen, y estos cuentan casi más que los conocimientos, un buen máster o la "titulitis". Así que abre la boca y enseña los dientes.
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