La caminata afgana: deporte y meditación

Basta de caminar con la mente intoxicada de pensamientos en bucle

El sedentarismo es una mierda muy destructiva tanto para la salud de tu cuerpo como para la salud de tu mente, así que no te lamentes tanto de tener que ir a la oficina andando un par de veces por semana o de que tu crush elija dar un paseo por la ciudad como plan de date. Te viene requetebien. Pero cuando caminas solx tienes dos alternativas: la primera de ellas es caminar como sueles hacerlo, con la cabeza perdida en tus movidas y preocupaciones, y la segunda consiste en hacerlo implementando muchos de los elementos clásicos de la meditación. Es esta última modalidad la que lxs expertxs del ejercicio conocen como caminata afgana. Y puede aportarte varios beneficios adicionales.

Uno de ellos es la reducción del estrés mental. Si en lugar de andar sobrepensando en tus problemas y dándole vueltas a posibles escenarios a los que temes, te concentras en elementos claves del mindfulness como la respiración o tus sensaciones corporales, conseguirás desplazar la atención de esos pensamientos en bucle nada productivos y concentrarte en el momento que tienes delante. Un instante que percibirás como más calmado y seguro, lo que inevitablemente disminuirá tu presión, tu ansiedad y tus emociones negativas. Además, estar presente paso tras paso también te abrirá a más posibilidades de conexión con otras personas y a descubrir más detalles de tu alrededor.

¿Cómo implementarla? El truco, escriben desde Vitónica, es “utilizar los pasos como un metrónomo que mide el tiempo de inspiración y espiración”. O dicho de otra manera: sincronizar tus movimientos con tu respiración para entrar en un estado de armonía que favorece la paz interna. Lo ideal, añaden en este mismo medio, es mantener un ritmo que permita realizar la inspiración cada tres pasos y la espiración cada otros tres pasos, motivo por el cual “es necesario realizar la caminata afgana en un terreno lo más llano posible porque las cuestas alterarán ese ritmo” y acabarás respirando fatal. En cualquier caso, aquí tienes una guía paso a paso para practicarla bien:

En primer lugar, utiliza alguna clase de anclaje al presente (como los sonidos de tu alrededor o una sensación corporal) para no dejarte arrastrar por los pensamientos que reclaman tu atención. Y ni si te ocurra caer en la trampa del móvil. Cuando lleves unos minutos y hayas podido conectar con tu presente, “comienza a sincronizar tu respiración con tus pasos: durante tres pasos a ritmo normal inspira progresivamente introduciendo aire por tu nariz, aguanta la respiración en el cuarto paso y expulsa el aire progresivamente en los siguientes tres pasos por la boca”. En el octavo paso aguanta con los pulmones vacíos y en el noveno vuelve a comenzar. ¿Lo notas?