La semana pasada, el Gobierno ruso anunció que el país bloquearía parte de los alimentos que provinieran de Occidente, dando por tanto un portazo a la economía y al comercio mundial. Tras estas declaraciones, el caos ha sembrado a muchos sectores europeos, estadounidenses e incluso australianos, que se han hecho eco ante el miedo a perder a un cliente muy importante, y, para muchos empresarios, el único.
La medida afecta básicamente a los productos frescos, pero en España, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha comenzado a realizar estudios y análisis para estimar las pérdidas, las cuales las cuantifican en 337 millones en un solo año, el periodo durante el cual durará el boikot. Aun así, se considera que "el impacto es limitado", según ha reconocido el propio Ministerio, puesto que el principal cliente para España sigue siendo al Unión Europea; no obstante, el varapalo es muy grave, especialmente para las pymes que tengan a Rusia como su comprador más destacado.
Cuando se conoció la noticia, muchos camiones estaban recorriendo las carreteras de media Europa para llegar a Rusia, pero al llegar a la frontera tuvieron que dar media vuelta porque no les dejaban cruzar la aduana. Solo esto ya supuso un duro revés para las empresas más pequeñas: gasolina, sueldo de camioneros y la duda de saber si los productos podrán llegar sanos a España para tratar de venderlos.
Mientras tanto, se prefiere ser cauto ante las posibles consecuencias y se buscan alternativas en otros mercados para dar salida a sus productos. Algo que se debe hacer rápido, puesto que al tratarse de alimentos frescos pueden perecer fácilmente. Por su parte, algunos gobiernos autonómicos, como la Generalitat de Cataluña, ya han anunciado que exigirán a Rusia las compensaciones pertinentes por las pérdidas que acarreen estos productos, puesto que ya existían muchos acuerdos firmados.
En el otro lado de la moneda, los propios ciudadanos rusos también ven este bloqueo como una amenaza para sus propios intereses, ya que aquellos con un paladar más exquisito tendrán que prescindir de la calidad que les brindan ciertos alimentos del territorio español, como las naranjas de Valencia, o incluso productos únicos del país, como es el caso del jamón serrano.
Putin cree que esta medida beneficiará a la economía interna de Rusia, pero, ¿a qué precio? ¿Tensar las relaciones internacionales? En realidad, nadie sale ganando por un bloqueo similar, porque si precisamente tiene algo bueno la globalización es poder formar parte de un mercado internacional para poder elegir entre una gama de productos más alta y abarcar a una clientela más extensa.
Crédito de la imagen: rtve.es Crédito de la música: Half Life 2, Episode Two OST