Cómo identificar y combatir el acoso laboral

Entre un 9 y un 15% de trabajadores españoles sufren este abuso tan desgastante

Cuando hablamos del mobbing o acoso laboral, tal vez vienen a nuestra cabeza imágenes de gritos, insultos o jefes obligándote a quedar hasta las tantas en el trabajo para acabar tareas que era imposible que estuvieran en el tiempo que te pedía. Pero el acoso muchas veces no es tan evidente, se manifiesta de manera más sutil antes de llegar a dañar al trabajador o trabajadora. ¿Cómo puedes entonces saber que estás sufriendo acoso y qué hacer para combatirlo?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acoso laboral o mobbing es el comportamiento agresivo y amenazador de uno o más miembros de un equipo hacia un individuo en el ambiente de trabajo, con el fin de minar su moral hasta que se marche o despedirlo. Muchas veces, el aislamiento no tiene que tener como objetivo esta marcha, pero duele igual.

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Según explica abogado Àlex Fontelles, del bufete de abogados laboralistas Fontelles en su web, “las víctimas de acoso no siempre se dan cuenta de que lo están sufriendo” y es una persona del entorno quien le hace ver que su comportamiento ha cambiado. Insomnio, episodios depresivos, llanto, sentimientos de impotencia, rabia son algunos de los síntomas que presenta una víctima de acoso. La persona no puede llegar a desconectar del trabajo.

Existen estudios que cifran entre un 9 y un 15% las personas que sufren acoso laboral en España. Cuando un jefe o superior ignora a un trabajador de manera continua o le habla o responde con especial agresividad estamos ante uno de los primeros síntomas de acoso. Pero, ¿qué es ignorar? Ignorar puede ser felicitar a todos los trabajadores menos a uno por un trabajo que también ha realizado, de manera continua, de forma que lo vas aislando.

El menosprecio del trabajo o la sobrecarga de tareas son otras vías habituales de acoso laboral, aunque también dejar sin tareas a un trabajador para que sienta que no es útil o incluso para después acusarle de que no hace nada son actitudes propias de acosadores laborales. Amenazas, verbales y no verbales, o encomendar tareas sin la seguridad requerida para ello también son signos de acoso.

Todo este tipo de prácticas acaban llevando al aislamiento, el malestar, e incluso la depresión, la ansiedad o el insomnio de la víctima. ¿Qué se puede hacer entonces? Desde hace un tiempo, la ley de gobernanza obliga a las empresas a tener canales de denuncia internos anónimos que permitan a las víctimas o testimonios denunciar todo tipo de irregularidades sin riesgo a sufrir consecuencias, aunque es una ley que todavía se está desplegando.

Existen dificultades a la hora de denunciar el acoso por el miedo a perder el lugar de trabajo. Si existe una relación de confianza con la empresa, informar a un superior a la persona que acosa o a un responsable de recursos humanos puede ser una solución viable. Cuando esto no es factible, buscar apoyo en los sindicatos o comités de empresa pueden ser formas de combatir estas actitudes y la denuncia por lo legal es también una opción en el caso de que se cuente con pruebas suficientes contra el acosador, que no siempre es fácil. La opción más típica, lamentablemente, es buscar otro trabajo o incluso dejarlo cuando es insoportable aunque no se tenga una alternativa.