Hong Kong está que arde. Bajo el nombre #Occupy Central, miles de personas, siguiendo la estela de movimientos como el 15M y Occupy Wall Street, se han lanzado a las calles y han ocupado la zona financiera de Hong Kong con la intención de desafiar al gobierno chino y exigir una mayor democracia.
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El movimiento de desobediencia civil #Occupy Central surgió en enero de 2013 con el objetivo de paralizar la actividad en el distrito Central, el corazón financiero y comercial de la ciudad, si no se instaura una democracia real con un sufragio universal sin restricciones en Hong Kong para los próximos comicios de 2017.
Así pues, el anuncio de las autoridades de Pekín el pasado 31 de agosto de no permitir una elección abierta del próximo gobernante de Hong Kong en los futuros comicios ha supuesto la gota que colmó el vaso para muchos ciudadanos de Hong Kong, que ven en esto un claro atentado contra los acuerdos a los que se llegó con China cuando Hong Kong dejó de ser una colonia británica en 1997.
Los acuerdos que se firmaron por aquel entonces permiten a Hong Kong mantener un sistema económico capitalista y su propio sistema legal, en el que entre otros derechos se protegen la libertad de asamblea y la libre expresión. Esta 'miniconstitución', llamada Ley Básica, establece que el gobierno de Hong Kong sea elegido por sufragio universal.
Y es en este punto en el que surge el conflicto ya que Pekín pretende que solo se pueda votar a dos o tres candidatos elegidos por un consejo consultivo, es decir, solo los que el gobierno central considere adecuados, algo que desde luego no cumple con las normas internacionales democráticas y que ha sentado realmente mal a un amplio sector de la población, sobre todo a los estudiantes que fueron los que comenzaron las protestas el lunes pasado con una huelga que ha durado toda la semana y que terminó la noche del viernes con una gran manifestación frente a la sede del Gobierno local.
Crédito imagen: Ansel.ma Flirk