La Ciencia Habla: Cómo Son Los Padres De Los Niños Exitosos

Cuando pensamos en tener hijos, además de pensar en su nombre, su habitación y en qué queremos que sea y cómo, también es importante elegir aquellos factores destinados a encaminar su vida.

Cuando pensamos en tener hijos, además de pensar en su nombre, su habitación y en qué queremos que sea y cómo, también es importante elegir aquellos factores destinados a encaminar su vida, su recorrido y el “ser” de mañana, es decir, la manera con la que pueda alcanzar el éxito.

Además de sugestionarle para que aprenda idiomas, tenga buenas notas, practique deporte y otras actividades, la capacidad de los padres, sus conocimientos y ciertas características son las que pueden condicionar en buena medida el camino al éxito de sus hijos.

Vamos a citar algunas de estas características que, según un estudio de la Universidad de California con jóvenes de 13 años, son determinantes a la hora de saber si un niño tiene más posibilidades de éxito en su futuro, más que las propias características y conocimientos del joven:

Mayor nivel socioeconómico

Aunque pueda ser recurrente, la situación socioeconómica de la familia es un factor determinante para que la descendencia consiga o no éxito. En el presente estudio los datos ofrecieron que la diferencia de rendimiento entre ricos-pobres ha crecido un 40% con respecto a dos décadas anteriores, por lo que hoy más que nunca pertenecer a una familia acomodada o de clase media es una circunstancia relacionada con una mayor promoción.


Nivel educativo de los padres

Cuanto mayor era el nivel de estudios alcanzados de los progenitores, mayores eran las posibilidades no solo de llegar más lejos, sino de contar con mejores empleos en las próximas tres décadas. Por el contrario, familias con estudios bajos o monoparentales tenían menores probabilidades de conseguir esos objetivos.


Mayores conocimientos en la edad temprana

La pasión de los padres por sus hijos hace que actualmente se centren en mejorar sus habilidades y conocimientos en la etapa de 0 a 6 años, como idiomas, música, matemáticas o lectura. Como decíamos antes, este hecho hace que el niño adquiera mayor nivel y autonomía que en una situación contraria.


Mimar a las personas

Pues sí, aunque a veces rechacemos estas prácticas, los niños mimados llegan más lejos, aprenden más y se sienten más cómodos y con mayor iniciativa cuando salen al mundo laboral y académico.


Evitar tiempos muertos y situaciones difíciles

No hay que derivar en los niños las frustraciones, peleas en el matrimonio ni situaciones de estrés en el trabajo, ya que es en la infancia cuando se absorbe lo que seremos en el mañana.


Enfoque hacia el crecimiento y liderazgo

En el mundo anglosajón es habitual enseñar desde pequeños la cultura del esfuerzo, el camino del éxito y el emprendimiento. Se trata de potenciar la inteligencia emocional y la evaluación de las fortalezas y debilidades de cada persona para potenciarlas, y observar el fracaso no como síntoma de menor inteligencia, sino como una de las mejores formas de aprender y reforzarse.


Se trata, pues, de alentar las capacidades de los niños, potenciar valores y habilidades desde el nacimiento, que es la etapa en la que el ser humano aprende más para enfocar un camino o guía en la que, sin abandonar otras tareas también importantes para el desarrollo de la persona del futuro, sirve de marco para lo que será en el futuro. Los padres son aquí el pilar fundamental, y sus condiciones y características son las que determinarán qué es y será nuestro hijo.